"¿El repliegue de los mercados financieros de Francia podría llegar mucho más lejos ante la cita electoral?"

Alexis Bienvenu, gestor de fondos de La Financière de l’Echiquier

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Capitalbolsa | 18 jun, 2024 09:42
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“Desde el anuncio de la disolución de la Asamblea Nacional el pasado 9 de junio, el mercado francés acusa un descenso notable frente a sus homólogos europeos. Del 10 al 13 de junio, ambos inclusive, el CAC 40 cedió un 3,6 %, frente a las pérdidas del 1,4 % del Stoxx Europe 600.

En la renta fija, el diferencial entre el bono alemán a 10 años y su homólogo francés se amplió casi un 50 % al pasar de alrededor de 50 a 75 puntos básicos. Se sitúa así en niveles de 2017, que ya recogían, entre otros factores, los temores relativos a las elecciones presidenciales francesas. Si el diferencial entre Francia y Alemania superara este nivel, el punto de comparación sería entonces la crisis de la zona del euro en 2011-2012, cuando nos preguntábamos si la unión saltaría por los aires. En aquel entonces, Grecia estaba en suspensión de pagos y el Frente Nacional, antigua denominación del partido Reagrupamiento Nacional, defendía la salida de Francia de la moneda común.

¿El repliegue de los mercados financieros de Francia podría llegar mucho más lejos? Resulta imposible saberlo, puesto que los escenarios políticos son numerosos y las sorpresas de los mercados son incontrolables a corto plazo.

Sin embargo, la historia aporta algunos puntos de apoyo para la reflexión, si bien cada contexto es único. Uno de los episodios recientes que podría aproximarse a la hipótesis de una coalición contestataria al mando de la Asamblea Nacional francesa tuvo lugar en 2018 en Italia. Al término de las elecciones de marzo, ninguna coalición había obtenido una mayoría absoluta. La formación Movimiento 5 Estrellas, un partido contestatario inclasificable con reivindicaciones tanto sociales como soberanistas, se impuso con el 32 % de los votos. La Liga, situada a la extrema derecha, había conseguido el 17 % de los sufragios. Después de varias semanas de negociaciones, los dos partidos formaron una coalición que desembocó en la designación de Guiseppe Conte como primer ministro. El programa económico incurría en un gasto excesivo: se implantaba una «renta ciudadana» para las personas de rentas bajas, en paralelo a recortes de impuestos. La coalición aguantó hasta agosto de 2019, fecha en la que el jefe de la Liga, Matteo Salvini, abandonó la coalición y forzó la dimisión del gobierno de Conte.

En el mercado, el resultado fue muy claro: desde el anuncio de la coalición, el índice italiano perdió en 6 meses hasta un 10 % frente al Stoxx 600 europeo y el diferencial entre la deuda italiana y alemana a 10 años se amplió alrededor de 200 puntos básicos, volviendo a los niveles alcanzados en 2013.

Lo que ocurrió después fue mucho más revelador. A partir de diciembre de 2018, las acciones italianas se pusieron en un año al nivel de los índices europeos. Consiguieron enjugar la diferencia, justo antes de sufrir una nueva crisis por los confinamientos de comienzos de 2020. Los bonos del estado italiano sufrieron durante más tiempo. Mientras duró la coalición M5S-Liga, el diferencial entre Italia y Alemania se mantuvo en cotas altas, elevando así el coste de la deuda italiana, que ya era considerable. En cuanto la Liga abandonó la coalición, el diferencial se normalizó.

Esta historia no es ningún presagio, pero es instructiva, ya que la agitación del mercado proviene de la misma fuente: el riesgo de endeudamiento desmesurado. A la luz de este ejemplo, se podría contemplar que las empresas cotizadas francesas, en especial aquellas cuyos ingresos son más sensibles a las iniciativas públicas, puedan seguir sufriendo castigo durante algún tiempo en el escenario de un parlamento dominado por partidos contestatarios. Sin embargo, la situación podría normalizarse progresivamente, en la medida en que la actividad empresarial no se vea impactada de forma significativa. Por el contrario, en relación con la deuda del estado francés y su capacidad de endeudamiento futuro, el impacto podría sentirse de forma más duradera y dolorosa. Duraría al menos el tiempo que las fuerzas políticas dominantes inclinen la balanza hacia los gastos no financiados completamente.

El mercado podría adaptarse perfectamente a que la política no se haga «al dictado de las bolsas», según la cita del general de Gaulle, pero lo que enseña el escenario italiano es que cualquier política de un estado fuertemente endeudado seguirá dependiendo, muy a su pesar, del mercado, y cada vez más. Ignorarlo equivale a terminar, con el tiempo, dependiendo aún más de él”.

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