"Aunque los conflictos geopolíticos suelen ser oportunidades de compra, salvo que deriven en recesión, se impone la prudencia"
Natalia Aguirre de Renta 4 Banco
La invasión de Ucrania por parte de Rusia (24-febrero) eleva la volatilidad, al sumarse el riesgo de retirada más rápida de los estímulos monetarios ante el intenso shock inflacionario y un impacto negativo en crecimiento (que iremos viendo en las encuestas más adelantadas de ciclo).
Mayores costes energéticos dada la dependencia de Rusia en gas y crudo (en el caso de Europa, 27% crudo y 41% gas), que restarán competitividad especialmente a la industria europea, a la vez que se traducen en un menor poder adquisitivo de los consumidores, que también se verán afectados por el mayor precio de los alimentos (Ucrania, granero de Europa, a lo que se suman los problemas de oferta en los fertilizantes). Como riesgo adicional sobre el crecimiento y las cadenas de suministro, más allá de la situación bélica, tenemos la política de tolerancia cero al Covid en China, con confinamientos de ciudades y cierres de puertos que complican aún más las cadenas globales de producción.
Los bancos centrales, en este contexto de fuerte presión inflacionista (y sin visibilidad respecto a cuándo podemos ver el pico de inflación y a qué ritmo se puede moderar), y a pesar de los riesgos sobre el crecimiento, se ven obligados a acelerar la normalización monetaria: