"Tras la revisión de las previsiones de la Fed, la palabra “estanflación” es excesiva, pero se trata de un giro no previsto"
Pedro del Pozo, director de inversiones financieras de Mutualidad

La llegada de la nueva administración estadounidense a la Casa Blanca y, sobre todo, el elevado grado de incertidumbre que, para analistas y mercados, están generando sus políticas, se advierte con claridad en la última actuación de la Reserva Federal.
En lo formal, actúa según lo esperado por el mercado, manteniendo los tipos en la banda de 4,25% a 4,50%. No obstante, el grado de dispersión de votos de miembros del comité se ha incrementado por lo que se refiere a futuras actuaciones del organismo monetario, en 2025: ha subido el número de los que piensan que sólo veremos una o incluso ninguna bajada de tipos en este ejercicio; un claro síntoma de cautela. El consenso de mercado, no obstante, no ha variado y sigue marcando dos reducciones de 25 puntos básicos cada una.
Lo más relevante, viene por el lado de las previsiones: la FED incrementa su estimación de inflación del 2,6% al 2,8% (pudiendo llegar al 3%) y, sobre todo, reduce el crecimiento de entre un 2% y 2,3% a entre 1,6% y 1,9%.
Con una reducción así no podemos hablar de recesión, pero desde luego sí de una fase estancamiento, en términos interanuales. Si unimos los datos estimados de precios y actividad, la palabra “estanflación” es quizá excesiva. Pero, desde luego, se trata de un giro no previsto y, por supuesto, negativo, en la economía estadounidense.
En términos generales, parece claro que la FED ha optado por una respuesta prudente ante el alto grado de incertidumbre que, para la actividad económica, representaría el comienzo de una guerra comercial dura y abierta a nivel global y, probablemente también, unas cuentas públicas estadounidenses aún más deterioradas, si se reducen los ingresos como consecuencia de una posible implementación de reducciones fiscales, según rezaba el programa electoral de Trump. En todo caso, lo que más ha pesado es que la Reserva Federal parece cubrirse de una posible involución en los precios, derivado de las subidas arancelarias o los efectos colaterales de las políticas de inmigración sobre los salarios. No parece que ése sea el escenario más positivo para las bolsas estadounidenses ni, desde luego, el que querría Donald Trump.