"Los inversores pueden verse obligados a reevaluar el calendario de futuros recortes de tipos"
Bret Kenwell, analista de inversiones de eToro.
En la última sesión bursátil completa del mes de noviembre (ayer), se publicaron dos informes importantes que han arrojado resultados en línea con lo esperado, ya que los informes del PIB y del PCE no han dado grandes sorpresas.
Para un mercado alcista que ha rugido al alza en noviembre, y para un día en el que los inversores esperaban volúmenes de negociación bajos, estos informes en línea con lo esperado deberían considerarse un alivio.
La segunda revisión del PIB del tercer trimestre se ha ajustado a las expectativas, con una tasa de crecimiento anualizada del 2,8%. Aunque se ha revisado a la baja el gasto de los consumidores, que es la savia de la economía estadounidense, ha seguido creciendo a un impresionante ritmo del 3,5%, su mejor registro desde el cuarto trimestre de 2023. Un informe débil del PIB podría haber movido aún más la aguja a favor de otro recorte de tipos el próximo mes. Sin embargo, es probable que un resultado sólido y en línea con lo esperado tenga menos impacto. En su lugar, la atención se centrará en el informe PCE y en el informe mensual de empleo de la semana que viene como principales influencias para la decisión de la Fed de mediados de diciembre, con las probabilidades actuales fijadas en un 66% de probabilidad de un recorte de 25 puntos básicos.
Aunque el informe PCE se mantuvo de acuerdo con las expectativas, puede haber cierta preocupación de que el impulso final para llevar la inflación al objetivo del 2% de la Fed sea difícil. Por ejemplo, tras caer al 2,1% el mes pasado, el índice PCE interanual aumentó al 2,3% en la última lectura.
Además, aunque la inflación interanual subyacente del 2,8% se haya ajustado a las expectativas de los economistas, se ha estancado en o por encima del 2,6% desde mayo. Para ser claros, la inflación general se ha movido en la dirección deseada por la Reserva Federal, pero la falta de un avance mayor podría obligar a los inversores a reevaluar el calendario de futuros recortes de tipos.
Por supuesto, hay aspectos positivos. La caída de la inflación sería señal de debilidad de la demanda, lo que preocuparía a la economía estadounidense. Un descenso gradual -en lugar de una caída volátil- crea más estabilidad. En segundo lugar, no es negativo que la economía estadounidense siga avanzando con un consumo que no deja de sorprender a los economistas, aunque eso signifique un progreso más lento en la lucha contra la inflación. Por último, algunos componentes, como la vivienda, siguen siendo rígidos, lo que puede enmascarar los avances generales.