BCE: A menudo tarde, es demasiado tarde.
David Kohl, economista jefe, Julius Baer
El Banco Central Europeo se enfrenta cada vez más a una realidad de estancamiento del progreso económico, en la que la pérdida de competitividad de precios, la creciente competencia extranjera, las políticas fiscales restrictivas y la mayor incertidumbre política y comercial hacen que una postura monetaria restrictiva sea inadecuada.
El legado del shock inflacionario del pasado lleva a dudar a la hora de ajustar la política monetaria a la nueva realidad, que está dominada por fuerzas desinflacionarias. La demora significa que el banco central tendrá que recortar los tipos durante más tiempo y en mayor profundidad que simplemente lograr una postura neutral. Revisamos nuestra previsión de tipos de política a 12 meses al 1,75% en lugar del 2,25%. También bajamos nuestra previsión de rendimiento de referencia a 10 años para los bonos alemanes al 2,3% desde el 2,6%.
El hecho de que el Banco Central Europeo (BCE) no haya anticipado el aumento de la inflación en 2021 crea un legado que obstaculiza la capacidad del BCE para adaptarse a la cambiante realidad actual. Como resultado, esperamos que el BCE reaccione más tarde de lo necesario a las fuerzas desinflacionarias que se están desplegando, lo que obligará al BCE a recortar su tasa de política monetaria durante más tiempo y más profundamente que si hubiera actuado con audacia en primer lugar. Creemos que el obstáculo para que el BCE recorte las tasas en 50 puntos básicos en una reunión es extremadamente alto y que, en cambio, las recortará en 25 puntos básicos en cada una de sus próximas seis reuniones. Estamos revisando nuestra previsión de 12 meses para la tasa de política monetaria al 1,75% desde el 2,25%. La eurozona enfrenta ahora múltiples vientos en contra, y la contracción prolongada de la actividad industrial está empezando a afectar las perspectivas de empleo y de ingresos de los consumidores. Al mismo tiempo, la eurozona lucha con una pérdida significativa de competitividad de precios internacionales, ya que los costos laborales y los precios de fábrica han aumentado más que en otros países durante los últimos tres años. La política fiscal restrictiva y la mayor incertidumbre política y comercial se suman a estos obstáculos al crecimiento, lo que hace que la actual postura restrictiva de la política monetaria sea tan errónea como el tipo de depósito del -0,5% en marzo de 2022, cuando la inflación de la eurozona era del 7,5% y la tendencia subyacente de la inflación se estimaba en el 5,4%. Hoy, la inflación está en el 2,3% y la tendencia subyacente en el 2,0%. Superar la pérdida de competitividad internacional en materia de precios será desinflacionario, ya que la disciplina de costes será la principal palanca. Mantener una postura fiscal restrictiva y la continua incertidumbre política y comercial amplificarán estas fuerzas al frenar la demanda interna. La política monetaria pasará lo más rápidamente posible de su postura restrictiva actual a una expansiva, con tipos de interés oficiales por debajo del 2%.