¿La Luna podría ayudarnos a frenar el calentamiento global?
A medida que se acumula en la atmósfera el gas con efecto invernadero emitido por actividades de la humanidad, la atmósfera atrapa cada vez más energía del Sol, lo que aumenta paulatinamente la temperatura de la Tierra. Una estrategia para invertir esta tendencia consiste en interceptar una parte de la luz solar antes de que llegue a la parte baja de la atmósfera y a la superficie.
Desde hace décadas, la comunidad científica debate ideas sobre el posible uso de estructuras artificiales a modo de parasoles gigantescos en órbita a la Tierra para bloquear una cantidad suficiente de radiación solar (entre el 1 y el 2 por ciento) con el fin de mitigar los efectos del calentamiento global. También se han investigado estrategias tendentes a esparcir a gran altitud por la atmósfera terrestre algún tipo de polvo que realice el mismo trabajo de intercepción de radiación solar. Los proyectos del primer tipo exigen un nivel tecnológico y una inversión económica demasiado altos. Los del segundo tipo se enfrentan a la oposición de un sector de la comunidad científica y de la sociedad en general, que los consideran demasiado peligrosos por su potencial de influir indebidamente en otros aspectos climáticos y químicos de la atmósfera terrestre.
Ahora, un nuevo estudio ha explorado el potencial de utilizar polvo en el espacio, en vez de en la atmósfera, para interceptar radiación solar.