¿Quiere saber qué pasará en las bolsas en el futuro? Estudie el pasado.
Lea suficientes comentarios de los asesores de inversiones a sus clientes y notará dos enfoques distintos: algunos se centran en el pasado, mientras que otros especulan sobre el futuro.
Lo ideal, por supuesto, es que los asesores miren al pasado para predecir el futuro, pero lograr ese equilibrio es complicado. “Es una señal de alerta si alguien ignora por completo el pasado o el futuro”, dijo Ryan Patterson, director de inversiones de Linscomb Wealth en Houston. “Hay que centrarse en ambos. Conocer la historia del mercado es una base para mirar hacia el futuro”.
Al igual que muchos profesionales de la inversión, Patterson se muestra cauteloso a la hora de hacer predicciones. Dice que es una temeridad pretender saber lo que nos deparará el futuro. “Las personas pueden exagerar su capacidad para predecir el futuro”, afirma.
Al vincular el pasado con el futuro de manera imparcial, Patterson puede distanciarse de la volatilidad diaria y del “ruido” del mercado que lo rodea. Adoptar un tono desapasionado también ayuda a los clientes de su firma a distanciarse.
“Escribimos nuestros comentarios para ayudar a los inversores a no dejarse llevar por las emociones”, afirmó. Por ejemplo, “con las recientes elecciones [presidenciales de Estados Unidos], las ponemos en un contexto histórico para demostrar que los mercados suben con el tiempo independientemente de quién esté en el poder. Eso ayuda a los inversores a dejar de lado sus emociones” y adoptar una perspectiva a largo plazo.
Los asesores que se centran en los ciclos pasados del mercado pueden dejarse llevar por la mirada al pasado. Pueden ser grandes historiadores, pero dejan a su audiencia insegura sobre qué conclusiones sacar y dónde invertir ahora. “La historia es una guía, no un modelo”, dijo Patterson. “Se utiliza esa guía para establecer una perspectiva futura”.
El hecho de ser optimista o pesimista también afecta la forma en que interpretamos el pasado o vemos el futuro. Algunos inversores, como Warren Buffett, parecen ser optimistas inquebrantables. Otros citan historias aleccionadoras de manías del mercado del pasado y lanzan advertencias apocalípticas.
“Nadie puede predecir el futuro”, dijo Jay Pelham, planificador financiero certificado de Kaufman Rossin Wealth, con sede en Miami. “Pasamos mucho tiempo recordándoles a las personas la historia real, qué tendencias del mercado se dieron y qué nos pueden decir en general”.
Adoptar un tono de certidumbre puede avivar el escepticismo de los inversores. La humildad, en cambio, aumenta la credibilidad del asesor. Los comentaristas que admiten que se equivocan al malinterpretar el pasado o hacer predicciones equivocadas tienden a ganarse la confianza.
Un área de incertidumbre, por ejemplo, tiene que ver con el impacto de la inteligencia artificial y otras tecnologías de rápida evolución en la configuración de los mercados financieros. Algunos asesores son aspirantes a futuristas y adornan sus comentarios con visiones de avances innovadores por venir.
“Al igual que aquella cita de Wayne Gretzky sobre jugar donde estará el disco, tratamos de predecir cuáles serán las tecnologías y soluciones del mañana”, dijo Peter Krull, asesor de Earth Equity Advisors en Asheville, Carolina del Norte. “No lo sabemos con certeza. Pero tener un sentido de curiosidad sobre hacia dónde vamos” genera posibilidades de amplio alcance.
Por ejemplo, al analizar las compañías de seguros como posibles inversiones, resulta tentador repasar cómo han superado catástrofes pasadas. Pero el desempeño de ayer puede no revelar mucho sobre los desafíos del mañana. “En el caso de las aseguradoras, las que podríamos querer tener son aquellas que integran el riesgo climático en sus procesos de suscripción”, dijo Krull, cuya firma se centra en la inversión sostenible. “Si bien podemos aprender del pasado, debemos tener cuidado de no invertir en el espejo retrovisor”.