Los pequeños inversores europeos darán prioridad a los candidatos que aumenten su rentabilidad
Las elecciones europeas están muy presentes en la mente de los inversores minoristas europeos, que decidirán su voto pensando en sus carteras, según los datos de la última edición del estudio ‘El pulso del inversor minorista’, elaborado por eToro.
El 49% de los pequeños inversores de la UE tiene en cuenta sus inversiones a la hora de decidir a quién votar, frente al 47% que no lo hace. Esta diferencia, sin embargo, es mayor en España, donde un 54% de los preguntados asegura que considera sus inversiones en el momento de tomar su decisión de voto, frente a un 44% que no lo valora.
Esta tendencia a votar pensando en las inversiones es más frecuente entre los minoristas europeos cuya ideología es de centro derecha (55%) frente a aquellos que es de centro izquierda (46%) y en quienes se definen de derecha (59%) frente a los que se consideran de izquierda (43%)
Los inversores minoristas residentes en la UE se sienten igual de positivos con respecto a las inversiones que hace un año: el 77% se siente confiado, lo que sugiere que este grupo no buscará cambios drásticos en las elecciones.
La confianza en la economía mundial de los encuestados europeos ha aumentado y un 42% asegura confiar en ella, lo que supone un incremento de dos puntos porcentuales frente al cuarto trimestre del año pasado. Esta confianza también ha aumentado en lo que respecta a la seguridad laboral (43% frente al 42% previo).
Metodología
‘El pulso del inversor minorista’ se basa en una encuesta realizada a 10.000 inversores minoristas de 13 países y 3 continentes. Los siguientes países contaron con 1.000 encuestados: Reino Unido, Estados Unidos, Alemania, Francia, Australia, Italia y España. Los siguientes países tuvieron 500 encuestados: Países Bajos, Dinamarca, Noruega, Polonia, Rumanía y República Checa.
La encuesta se realizó entre el 15 de febrero y el 5 de marzo de 2024 y corrió a cargo de la empresa de investigación Opinium. Los inversores minoristas se definieron como autónomos o asesorados y debían poseer al menos un producto de inversión, incluidas acciones, bonos, fondos, cuentas individuales de inversión o equivalentes.