"Los datos del empleo estadounidense siguen siendo clave. El riesgo de recesión ha aumentado"

Enguerrand Artaz, gestor de La Financière de l'Echiquier (LFDE)

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Capitalbolsa | 06 sep, 2024 09:40
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La trayectoria de la economía mundial en los próximos meses vendrá determinada, ante todo, por la situación de EE. UU., tanto por su peso en la economía mundial como por las incertidumbres que rodean al país en estos momentos. Aunque el crecimiento estadounidense dio muestras de una gran resistencia en el primer semestre (2,2 % anualizado), empiezan a aparecer grietas.

Concretamente, existe un creciente desajuste entre el consumo de los hogares y su renta, ya que esta última aumenta a un ritmo sensiblemente menor que el gasto. Eso se refleja en una tasa de ahorro que ha caído hasta el 2,9 % de la renta disponible, uno de los niveles más bajos de las últimas décadas.

Esta situación no es crítica en sí misma y puede perdurar durante algún tiempo. Sin embargo, en un contexto en el que el ahorro extra acumulado durante la pandemia se ha utilizado en su totalidad y la carga de intereses aumenta gradualmente, los hogares están situándose en una posición especialmente frágil en caso de que el empleo se deteriore.

De hecho, el mercado laboral estadounidense muestra precisamente un deterioro gradual desde hace varios meses. Los datos del empleo estadounidense siguen siendo claves para la trayectoria de EE. UU. y, por extensión, para la de la economía mundial. Y en este plano, las tendencias subyacentes invitan claramente a la cautela, dado que el riesgo de recesión ha aumentado indiscutiblemente.

Europa, un mercado laboral que sigue siendo extremadamente resistente

En Europa, la zona del euro sigue experimentando un débil crecimiento, lastrado sobre todo por la atonía de una Alemania que podría entrar en una nueva recesión técnica en el tercer trimestre. En conjunto, la zona del euro debería mantener una tendencia de crecimiento positiva, impulsada en particular por un mercado laboral que sigue siendo extremadamente resistente.

Sin embargo, parece improbable una aceleración sin una recuperación del ciclo mundial, lo que pasa, sobre todo, por una mejoría de la coyuntura en China. Además, la situación económica de la zona del euro parece demasiado frágil en estos momentos como para resistir una recesión estadounidense.

En cuanto a la inflación, la tendencia mundial hacia la desinflación se mantendrá, con algunas excepciones como Japón, Australia y ciertos países emergentes, aunque los ritmos variarán en función de las regiones. En EE. UU., la inflación únicamente se sostiene a causa de la vivienda, cuya inclusión en los principales índices de inflación (IPC y PCE) es tardía, y la inflación de los servicios ha retrocedido claramente. Esta última sigue siendo más alta y más persistente en la zona del euro, entre otras cosas porque el mercado laboral continúa registrando tensiones, lo que hace que la caída de la inflación sea algo más lenta.

Sin embargo, esto no debería obstaculizar el retorno de una inflación más acorde con los objetivos del Banco Central Europeo. En general, los principales bancos centrales continuarán o emprenderán la senda de las bajadas de tipos y, en este sentido, la incertidumbre sobre el ritmo de la relajación monetaria se centra en una posible aceleración si la economía se desacelera bruscamente.

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