Las luces y sombras de los mercados: Brillo en la superficie, se oscurece en el interior.
Javier Molina Analista Senior de mercados para eToro
La tendencia alcista de los principales índices mundiales sigue intacta. Y eso sigue siendo así desde octubre de 2022. Y tras una semana de consolidación y brillo en la zona de máximos históricos para el S&P500 o el Nasdaq, es crucial ser conscientes de los riesgos subyacentes que podrían afectar significativamente nuestras inversiones.
Más allá de la superficie optimista, persisten distintos problemas que podrían manifestarse en cualquier momento, alterando la estabilidad actual del mercado.
Noticia relacionada
Comentario Apertura I: Francia y la Macro serán los principales focos de atención de los inversores
En primer lugar, hay indicios preocupantes en el sistema bancario. Las ventas significativas por parte de grandes jugadores en bancos importantes como JP Morgan sugieren la posibilidad de una crisis bancaria inminente. La supuesta descarga de deudas incobrables por parte de estos grandes bancos es una señal que no debemos ignorar.
Del lado de la inflación, aunque ha disminuido ligeramente y nada tiene que ver con lo que tuvimos hace un año, ésta sigue siendo elevada, complicando la capacidad de la FED para bajar tipos sin provocar efectos negativos en la economía. La continua intervención de la Reserva Federal y la incertidumbre sobre sus políticas futuras añaden una capa adicional de riesgo.
Además, la creciente divergencia entre las clases más altas y las más bajas, exacerbada por las políticas de la Reserva Federal, crea una inestabilidad económica que puede presionar aún más la inflación. Este desajuste en la distribución de la riqueza también se refleja en el gasto del consumidor, que muestra signos de desaceleración. Esta reducción en el consumo puede tener un impacto negativo en las empresas y, por ende, en el mercado bursátil.
El sector inmobiliario comercial también enfrenta desafíos importantes. Los bancos que tienen activos en este sector en dificultades podrían verse gravemente afectados, aumentando el riesgo de problemas financieros más amplios. A esto se suman las tensiones geopolíticas, como las relaciones entre China y Taiwán o el conflicto entre Rusia y Ucrania, que añaden incertidumbre y volatilidad al panorama económico global.