Debate presidencial y el impacto a futuro de las elecciones en los mercados financieros

Enguerrand Artaz, gestor de fondos de La Financière de l’Echiquier

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Capitalbolsa | 10 sep, 2024 11:24
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Conforme la carrera presidencial estadounidense va entrando en su recta final, el día de hoy se presenta como un hito crucial para los dos candidatos, que se enfrentarán por primera vez en un debate televisado.

Animada por una ola de optimismo desde el anuncio de la retirada de Joe Biden y su entronización por el Partido Demócrata, Kamala Harris, que ahora lidera las encuestas (47 %, frente al 44 % de Donald Trump), tendrá que evitar un desliz que le haga perder la ventaja. Por su parte, el candidato republicano intentará recuperar la cabeza tras haber dado por sentada la victoria mientras Joe Biden estuvo en liza.

Esta primera confrontación es también una oportunidad para analizar los programas de los dos candidatos y, sobre todo, para evaluar su impacto en la economía y, por extensión, en los mercados financieros. La prestigiosa Wharton School de la Universidad de Pensilvania ha llevado a cabo recientemente este ejercicio, del que pueden extraerse varias conclusiones clave. En cuanto al impacto sobre el crecimiento en comparación con la legislación actual, los investigadores estiman que el programa de Kamala Harris tendría un efecto significativamente negativo a corto, medio y largo plazo, mientras que el programa de Donald Trump tendría un efecto positivo sobre el crecimiento a corto plazo y un efecto negativo a medio y largo plazo, aunque de una magnitud muy inferior.

Por el contrario, el programa del expresidente Trump se considera mucho más costoso para las finanzas estadounidenses que el de la actual vicepresidenta. El estudio sí especifica que las medidas de subida de aranceles anunciadas por Donald Trump no se tienen en cuenta en el cálculo, debido a la falta de precisión sobre los detalles de estas medidas y a la incertidumbre sobre los posibles efectos secundarios, en particular las medidas de represalia que podrían adoptar los países afectados. Sin embargo, hay pocas posibilidades de que esta parte del programa de Trump pueda compensar la considerable brecha en términos de ampliación del déficit calculada por la Wharton School: 5,8 billones de déficit adicional hasta 2034 para el programa de Trump, frente a los 1,2 billones del programa de Harris.

Al final, la confrontación de los dos programas puede resumirse en este duelo: más crecimiento a corto plazo frente a más sostenibilidad fiscal a largo plazo. Aunque los economistas preferirán sin duda la segunda solución, los mercados financieros están mucho más centrados en el corto plazo, máxime cuando el programa de Kamala Harris incluye una serie de medidas muy desfavorables para las empresas: subida del impuesto de sociedades del 21 % al 28 %, aumento del tipo impositivo sobre los beneficios obtenidos en el extranjero del 10,5 % al 21 %, multiplicar por cuatro el impuesto sobre la recompra de acciones del 1 % al 4 %, etc. Todas estas iniciativas serán probablemente recibidas con algo más que frialdad por las bolsas estadounidenses.

Sin embargo, una victoria de Kamala Harris en las elecciones presidenciales no significaría una aplicación rápida y automática de estas diversas medidas. En realidad, todo dependerá de la composición del futuro Congreso, que será el único que podrá aprobar cambios legislativos, con la excepción de las medidas de política exterior (incluidos los aranceles), que siguen en manos del Presidente. Un Congreso controlado por los republicanos, como ocurrió cuando Bill Clinton fue reelegido en 1996, o simplemente dividido, limitaría enormemente el margen de maniobra de Kamala Harris si fuera elegida. En particular, el aumento del impuesto de sociedades, que probablemente sería una línea roja para los republicanos.

En definitiva, es probable que el debate de mañana tenga un impacto significativo en el resultado de las elecciones presidenciales, pero no permite presagiar nada sobre el programa económico que realmente se pondrá en marcha en EE. UU. en los primeros meses de 2025, más aún si la economía, y en particular el empleo, sigue deteriorándose y EE. UU. experimenta una fuerte desaceleración, o incluso una recesión. Lo más probable es que las medidas que se apliquen tengan poco que ver con las presentadas por los dos candidatos a la Casa Blanca.

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