No rescaten las autopistas
Juan Ramón Rallo
El sistema económico capitalista recompensa enormemente a aquellos empresarios que detectan necesidades insatisfechas y les proporcionan una solución eficiente. Pero, a su vez, también castiga con grandes quebrantos a aquellos que emprenden y dan un uso ineficiente a los recursos empleados. En el capitalismo, los beneficios se privatizan… y las pérdidas también lo hacen.
Occidente en general, y España en particular, lleva décadas alejándose del capitalismo liberal o, como poco, pervirtiéndolo. En ciertas industrias bien conectadas con el poder político, la lógica imperante no es la de privatizar ganancias y pérdidas, sino la de privatizar los beneficios y socializar las pérdidas. Célebre es el caso de aquellas entidades financieras que son “demasiado grandes para quebrar”, pero la desvergüenza no es única: en el sector de la construcción también impera esta misma perversa lógica a través de la figura de la “responsabilidad patrimonial de la administración”... Leer Más