La CEOE mejora en cuatro décimas su previsión del PIB para España, hasta el 3,2%
La economía española está avanzando en 2017 mejor de lo esperado. De hecho, CEOE ha revisado al alza la previsión de crecimiento del PIB para 2017 hasta el 3,2%, tras conocerse los buenos resultados del primer trimestre, impulsados sobre todo por la inversión y el sector exterior. Y todo apunta a que la buena marcha de la economía se estaría prolongando en el segundo trimestre. Para 2018, se prevé que la actividad se desacelere hasta el 2,7%, pero esta cifra también supone una revisión al alza con respecto a las previsiones anteriores (2,5%).
En estos primeros meses, han surgido nuevos motores de crecimiento que están compensando los factores de desaceleración que se esperaban hace unos meses (precio del petróleo, política fiscal e incertidumbre política). Entre estos nuevos motores se encuentra el intenso aumento de las exportaciones, gracias a las mejores perspectivas para el crecimiento económico mundial. Otro de los factores que están contribuyendo a la buena marcha de la economía española es la recuperación de la construcción, destacando la residencial, ligada a unas condiciones financieras favorables y a la creación de empleo. Precisamente, la positiva evolución del mercado laboral, sería el tercer factor de impulso de la economía en 2017.
Si se cumple este escenario de previsión, España continuará creciendo más que la media de la Eurozona, y de hecho será el país que más crezca, con diferencia, entre los principales países que comparten el euro.
La demanda interna continuará siendo el principal baluarte del crecimiento, aunque moderará su aportación positiva al PIB en 2017 y 2018. La inversión en bienes de equipo será el componente más dinámico, debido a las condiciones financieras favorables, a las mejores perspectivas de crecimiento de la economía española y mundial y la menor incertidumbre política. En cuanto a la inversión en construcción, se espera un notable repunte para 2017, que se mantendría en buena medida en 2018, con lo que su crecimiento estará alrededor del 3% en ambos años.
Tras el elevado crecimiento registrado en 2016, el consumo privado moderará su ritmo de crecimiento en 2017 y 2018, hasta el entorno del 2,5%. Aunque la notable creación de empleo y los bajos tipos de interés continúan impulsando el consumo, el incremento del precio del petróleo en comparación con el año 2016 afecta negativamente a la renta disponible de las familias.
El sector exterior continuará mostrando una aportación positiva al crecimiento del PIB, tanto en 2017 como en 2018. Las favorables expectativas para la economía mundial, incluyendo Europa, nuestro principal socio comercial, impulsarán las exportaciones. Mientras, las importaciones también mostrarán un mayor crecimiento en 2017 y 2018 frente a 2016, pero crecerán menos que las ventas al exterior.
En línea con el avance de la actividad económica, la recuperación del mercado laboral continuará en 2017, manteniéndose un ritmo de creación de empleo similar al registrado el año pasado, con una tasa del 2,7% este año, en términos EPA, y del 2,5% el próximo. Esto supondría la creación de unos 965.000 puestos de trabajo en estos dos años. Así, el número de parados continuaría reduciéndose paulatinamente y la tasa de paro también descendería, para situarse cerca del 14% en la segunda mitad de 2018.
Tras el notable repunte de la inflación en los primeros meses de 2017, cuando alcanzó un 3% en tasa interanual del IPC, se espera que se modere en lo que queda de este año, situándose en diciembre en valores cercanos a la inflación subyacente. De esta forma, la media anual sería el 2,0% en 2017, y se reduciría hasta el 1,2% en 2018. En este escenario se contempla que el precio del petróleo sea algo superior a los 50 $/barril en 2017 y 2018, y que no se produzcan subidas impositivas.
La mejora del saldo comercial de bienes y servicios contribuirá a que la balanza por cuenta corriente se mantenga en terreno positivo, con un superávit del 1,7% del PIB en 2017 y algo inferior en 2018.
Tras años de incumplimiento, el año 2016 cerró con un desequilibrio presupuestario (-4,3% del PIB sin ayudas financieras y -4,5% con ayudas) algo por debajo del previsto (-4,6% del PIB), lo que supone un avance en el proceso de consolidación fiscal. Para 2017, el déficit público podría seguir reduciéndose, hasta el -3,3% del PIB (el objetivo del Gobierno es el -3,1%, según el Programa de Estabilidad 2017-2020), y continuaría, hasta el -2,9% del PIB en 2018 (frente al objetivo del Gobierno del -2,2%). Aun así, en 2017, España seguiría siendo el país de la Eurozona con mayor déficit público.
Este escenario está sujeto a riesgos en ambos sentidos, tanto al alza como a la baja.
Entre los riesgos al alza cabe señalar:
Un impacto mayor al previsto de las medidas adoptadas por el BCE en la mejora de las condiciones financieras y, en consecuencia, en la reactivación de la inversión y del crédito en Europa.
Una política económica que fortalezca la competitividad y productividad de la economía española y con ello impulse el ciclo de recuperación y empleo.
Seguir con el proceso de moderación salarial en España, que tan beneficioso ha sido para el aumento de la competitividad y el empleo.
Una mejora adicional de las perspectivas de la economía mundial.
Los riesgos a la baja son:
Una incertidumbre política, especialmente en el contexto internacional, en múltiples vertientes:
o Los procesos electorales pendientes en Europa en 2017.
o Una mayor incertidumbre asociada al proceso del Brexit, que debilite la confianza y la inversión, así como el efecto que pueda tener en el turismo y en las exportaciones.
Repunte acusado del precio del petróleo, que afectaría tanto a la renta disponible de las familias como a los costes de las empresas, perjudicando nuestro saldo comercial.
Que a partir de 2017 se produzca un freno notable o una reversión del proceso de reformas estructurales en España.
Que las subidas de tipos de interés en los EE.UU. puedan generar turbulencias en los mercados financieros.