Carlos Montero

Este debate es ridículo, la salida de Grecia del euro es absolutamente necesaria

Capitalbolsa | 18 may, 2012 11:42

El discurso actualmente sobre el caso griego, que es el tema central en medios de información económica y general en todo el mundo es, si Grecia saldrá de la zona euro porque decide incumplir los acuerdos del plan de rescate.

Diversas autoridades europeas señalan que Grecia debe permanecer en el euro pero cumpliendo lo pactado, mientras que los líderes de los principales partidos en Grecia defiende que también quieren permanecer en el euro, pero hay que revisar esos pactos. Pero ¿y si la salida de Grecia del euro fuera ya inevitable se cumpla lo pactado o no?
Eso es lo que defiende Shawn Tully, editor jefe de CNN Money, en un interesante artículo que comparto en gran parte.
Tully señala que el problema más acuciante no es un poder legislativo fragmentado, que se niega a las reformas del FMI y de la Comunidad Europea. El verdadero problema reside en que los griegos llevan enviando sus ahorros de los bancos griegos a los bancos extranjeros desde hace un año, acelerándose ese proceso en los últimos tiempos.
La fuga de capitales está minando los depósitos necesarios para refinanciar las hipotecas los y préstamos a las pequeñas empresas, provocando una crisis de crédito en toda regla. Los griegos son también muy reacios a gastar sus euros en coches, restaurantes o cualquier otra cosa, ya que calculan que esos euros comprarán más en el supermercado, y en las tiendas de autos en las próximas semanas o meses. La desaparición del consumo está hundiendo aún más la economía.
La salida de Grecia es absolutamente necesaria, afirma Robert Aliber, profesor de economía internacional de la Universidad de Chicago, sus precios y costes son demasiados altos en el euro, por lo que no pueden competir en los mercados internacionales. El estancamiento político, añade, es positivo ya que va a acelerar el abandono de una moneda desastrosamente sobrevaluada, justo lo que Grecia necesita para volver a crecer.
La mecánica para la salida del euro es bastante predecible, afirma Tully. Un día antes, imagina que a última hora del viernes, el gobierno griego declarará todos los bancos cerrados para las próximas semanas. El lunes, el legislativa votará una ley de emergencia que establece un tipo de cambio fijo, digamos un dracma por cada euro. Para el lunes, todos los depósitos empresariales y personales estarán denominados en dracmas.
El dracma caerá de valor casi de inmediato. Los consumidores griegos necesitarán al menos 1,5 dracma para comprar un euro. Una cuenta de ahorros que contenía 15.000 euros ahora tendrá 15.000 dracmas, que tras la devaluación de los mercados (33% es el mínimo para los países que salen de una moneda común), valdrán 10.000 euros, o menos.
Lo que viene después no está tan claro. Yanis Varoufakis de la Universidad de Atenas prevé una tragedia griega, en la que habrá una corrida bancaria. "Los griegos pagados en dracma irán inmediatamente a ATM a cambiarlos por euros. El dracma seguirá hundiéndose, causando una crisis de hiperinflación".
Sin embargo, este desastre no es inevitable. "Otros países han dejado una moneda común sin sufrir hiperinflación", dice Hans Humes, presidente de la firma de inversión de capital Greylock, que posee bonos del gobierno griego. Aliber cree que la salida griega del euro, crearía la misma dinámica de crecimiento que en Islandia y Argentina (en este punto recordar que hace unos días escribí un artículo en el que se demostraba que el crecimiento económico en Argentina tras la salida de la paridad dólar, no fue debido a ese hecho, sino a motivos ajenos a la decisión del propio país, y que en caso de no haber suspendido pagos, como lo hizo, el crecimiento hubiera sido mayor).
Shawn Tully cree que el escenario relativamente optimista de Aliber sería el más probable. En los primeros días después del retorno al dracma, gran parte de los ahorros que abandonaron el país en euros volverían. Ese cambio de euros por dracmas apoyaría la nueva moneda griega.
Por otro lado, Grecia volvería a ser de la noche a la mañana lo que era antes de la era euro: un país barato. Los turistas cancelarían sus vacaciones en Turquía, y recorrerían las islas griegas en su lugar. Las exportaciones de los tomates griegos, el aceite de oliva, el pescado, las materias primas agroalimentarias, se expandirán, y las importaciones de productos manufacturados se reducirán a medida que suben el precio frente a los productos fabricados en el país.
Grecia también suspendería el pago de su deuda, como un paso necesario hacia la recuperación. El BCE sufriría grandes pérdidas, peros los tenedores privados ya han sufrido gran parte de la quita.
El peligro es que se restauren también los aspectos negativos aparejados a Grecia. "La cuestión para el futuro es si vamos a ver una nueva o una antigua Grecia", señala Aliber. Una nueva Grecia tendría que eliminar los antiguos monopolios gubernamentales no deseados, tendría que recortar la gigantesca fuerza laboral pública, eliminar las normas contrarias a la competencia, incrementar la productividad del país.
La antigua Grecia es caer en productividad, lo que provocará que se importe más y se exporte menos, se congelarán los salarios y los niveles de vida de los trabajadores. Para recuperar competitividad se tendrá que devaluar de nuevo el dracma, empobreciendo al país.Esa es la antigua Grecia, y como señala Tully, es la más probable que surja. Pero habrá que esperar y ver.

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