Bankia pronostica un alza del PIB del 3,3% este año y la creación de 583.000 empleos
La economía española sigue sorprendiendo positivamente, con un comportamiento más dinámico de lo que esperaban los analistas de Bankia Estudios. Por un lado, la actividad está mostrando una fuerte inercia expansiva, apoyada, sobre todo, en el vigor de la demanda interna, en un contexto de favorables condiciones de financiación e intensa creación de empleo; a esto se añade el empuje del turismo y la fortaleza de la inversión, una vez superada la incertidumbre política de 2016, que retrasó algunos planes empresariales.
Por otro lado, los riesgos que se cernían sobre la economía mundial se están sorteando con éxito y las señales cíclicas se han reforzado, especialmente en la UEM, lo que se traduce en una mejora de los mercados de exportación. Se trata, además, de un crecimiento más equilibrado, ya que la fortaleza del gasto interno está siendo compatible con la prolongada mejoría de la posición financiera frente al exterior.
Por todo ello, revisamos al alza nuestra previsión de crecimiento del PIB, tanto para este año, cuatro décimas hasta el 3,3%, como para el próximo (medio punto hasta el 3%). En consecuencia, el PIB ya ha recuperado los niveles previos al estallido de la crisis, pero no así el empleo: aunque se crearán más de 900.000 puestos de trabajo equivalente a tiempo completo (PTETC) en 2017-2018, aún faltarán 1,75 millones para volver a los niveles de 2008.
En contra de lo que preveíamos al inicio del año, no se aprecian señales de desaceleración en la economía, sino todo lo contrario: el Banco de España estima un crecimiento del PIB en el 2T17 del 0,9% trimestral, una décima más que en el trimestre anterior. Este dinamismo está siendo, además, generador de empleo (el volumen de afiliados está en máximos desde 2008), lo que, a su vez, está impulsando la demanda interna. Por su parte, las mejoras competitivas y el comportamiento positivo de la economía mundial explicarían una contribución positiva de la demanda externa.
De este modo, el PIB acumula un crecimiento del 11,2% desde mínimos y recupera los niveles pre-crisis; además, ha variado el peso de sus componentes y se registra un patrón de crecimiento más equilibrado, con un mayor protagonismo de inversión y exportaciones, mientras que se ha corregido el sobrepeso de la construcción y las importaciones. Por su parte, en términos de PTETC todavía estaríamos, al final del periodo de proyección, un 8,7% por debajo de los máximos de 2008.
En definitiva, la economía aún no ha alcanzado el punto de inflexión y el crecimiento se ha intensificado en lo que va de año, lo que está llevando a una revisión al alza de las previsiones de PIB:
En la segunda mitad de 2017 se mantendrán los ritmos dinámicos del PIB, en torno al 0,8%-0,9% trimestral, con lo que el aumento medio en el conjunto del año se situará en el 3,3%, el ritmo más alto de la última década. Por su parte, a lo largo del próximo año el crecimiento se irá ralentizando, aunque de forma suave, de forma que nuestra previsión es ligeramente inferior a la de este año (+3%).
Aunque este escenario sigue presentando algunos riesgos a la baja, tienen, por el momento, un impacto limitado. Entre dichos riesgos, destacan, sobre todo, los del contexto exterior: las negociaciones del Brexit, la orientación de la política económica en EEUU, el proceso de normalización de la política monetaria del BCE, la volatilidad de los precios del petróleo y el endeudamiento de la economía china. A nivel interno, sobresalen las dudas sobre la capacidad del Gobierno, en ausencia de una mayoría parlamentaria estable, de implementar las necesarias reformas estructurales. Asimismo, la economía española se enfrenta a importantes retos en el medio y largo plazo: reducir los elevados niveles de deuda externa y paro, especialmente entre los jóvenes, mejorar la evolución de la productividad, corregir el déficit público estructural y asegurar la sostenibilidad del sistema de pensiones.
El motor del crecimiento en 2017 y 2018 seguirá siendo la demanda interna, que aportará 2,6 puntos en ambos ejercicios, apenas dos décimas menos que el pasado año, gracias, especialmente, al fuerte repunte de la inversión.
Tras el notable crecimiento de 2016 (+3,2%, el más intenso en una década), el gasto de las familias en términos reales perderá algo de protagonismo y anotará este año tasas más moderadas (+2,6%). Esto se explica, en parte, por la fuerte subida de la inflación, que pasará de -0,2% en media anual en 2016 a un 2% este año; en este sentido, el gasto en términos nominales sí se acelerará. Aunque, en un contexto de intensa creación de empleo, la renta disponible (RBD) crecerá a un ritmo acelerado, será insuficiente para sostener dicho repunte del consumo nominal, lo que implica que la tasa de ahorro seguirá deteriorándose y caerá por debajo del 7% de la RBD. En 2018 esperamos que el consumo mantenga un ritmo similar (+2,5%).
En 2017 y 2018 se crearán unos 583.000 y 405.000 empleos en términos EPA (537.000 y 377.000 PTETC, lo que supone unos aumentos interanuales a cierre de año del 3,1% y el 2,1%, respectivamente), si bien al final del periodo el volumen total (18,43 millones de PTETC) seguirá aún lejos de los máximos del 1T08 (20,18 millones). Por su parte, el número de parados seguirá reduciéndose hasta cerrar el año próximo en 3,22 millones, una cifra similar a la del cierre de 2008 y equivalente al 14,2% de la población activa (15% de media anual).
Tras un 2016 relativamente cómodo en términos de consolidación fiscal, el ajuste necesario en 2017 para lograr el objetivo de déficit público (3,1% del PIB) será considerable, superior a los 13.000 millones de euros; no obstante, se verá favorecido por el contexto de crecimiento, que va a superar el escenario macroeconómico planteado por el Gobierno en la elaboración de los PGE, así como las medidas fiscales adoptadas a finales de 2016, encaminadas a ampliar la base del Impuesto de Sociedades. En este sentido, el déficit consolidado de la Administración Central, CC.AA. y Seguridad Social se redujo un 31,2% interanual en enero-abril hasta el 0,79% del PIB. El consumo de las AA.PP. crecerá este año y el próximo en torno al 1% (+0,8% en 2016).
Por lo que respecta a la inversión en construcción, se consolidará su recuperación y registrará fuertes ritmos de avance, del 4,1% y 4,7% en 2017 y 2018, muy superiores al del pasado año (+1,9%), ya que mejoran sus dos segmentos, tanto el de obra civil como, sobre todo, el residencial, donde la creciente presión de la demanda está impulsando la reanudación de la promoción.
Al hilo del tirón de la demanda y, aprovechando la elevada capacidad de financiación que presentan las empresas y la necesidad de retomar decisiones pospuestas en 2016 y de seguir modernizando el stock de capital productivo, la inversión en bienes de equipo crecerá con fuerza: un 5,7% este año y un 5% el próximo (+5% en 2016).
Por último, la demanda externa mantendrá e, incluso, mejorará su aportación positiva al crecimiento del PIB: 0,7 puntos en 2017, la mayor en cuatro años, y algo menos en 2018 (0,4 puntos). Si bien la aceleración de la demanda interna tirará de las importaciones (+5,1% y +4,3%, frente al +3,3% del pasado año), las exportaciones crecerán por encima (+6,7% y +4,9%, desde el +4,4% de 2016), beneficiándose de las mejoras competitivas, la internacionalización de las empresas, la fortaleza del turismo y el favorable entorno internacional.