Trabajar desde casa: ¿un cambio de paradigma laboral?

Teletrabajo

El futuro del mercado laboral no lo marcarán las erráticas reformas legislativas de las relaciones entre empresas y trabajadores. Los cambios van a venir de la propia realidad económica, que en parte beneficiarán a determinados colectivos de trabajadores y perjudicará a muchos otros.

Uno puede empecinarse en rechazar los cambios, como hacen y harán los sindicatos y organizaciones patronales caducas, pero el cambio no tiene en cuenta las opiniones, sino la realidad del reparto de poder entre colectivos y naciones.

A los que tienen una mente abierta y ven oportunidades en el cambio, esta entrada trata de ayudarles a tomar decisiones en su carrera profesional para adaptarse a los tiempos venideros. A los que prefieran quedarse como están, les recomiendo armarse de paciencia y resignación.

El trabajo por cuenta ajena indefinido es un tipo de relación laboral en peligro de extinción. Se sustenta en un modelo económico que ha sido directamente cuestionado por las economías antaño emergentes, con China como nueva potencia mundial. Las actividades intensivas en mano de obra poco o medio cualificada, que requieren aglomeraciones de personas en torno a una actividad (el ejemplo paradigmático son las fábricas), salen más baratas fuera.

En una economía globalizada con un comercio exterior que funcione, los países se especializan en lo que son más productivos (generan más valor añadido). España precisamente no es un país competitivo en producir bienes y servicios intensivos en mano de obra de baja o media cualificación. Hay muchas voces que anuncian el fin de los trabajos típicos de la clase media, al estilo técnico administrativo en una empresa (servicio fácilmente externalizable) u obrero en una cadena de montaje.

La única solución que puedo dar (y adoptar) para hacer frente al futuro laboral es formarse y adquirir experiencia en actividades de alto valor añadido, muchas de ellas en el mundo de la tecnología (sanitaria, comercio electrónico, industria farmacéutica, etc).

Las nuevas tecnologías permiten algo que antes era impensable, trabajar en un mismo proyecto desde diferentes partes del país (y del mundo). Los que nos dedicamos a Internet ya hace tiempo que conocemos esta forma de trabajar, pero se está extendiendo al resto de actividades productivas que lo permiten, que no son pocas.

BBVA acaba de anunciar que ofrece a los trabajadores de servicios centrales (que llevan la parte administrativa del banco) trabajar desde casa. La única empresa de esta envergadura que ha instrumentado este tipo de relación laboral antes en España, de forma significativa, es Telefónica.

BBVA ha realizado ya una prueba piloto con excelentes resultados. La productividad de este tipo de trabajo a distancia aumenta entre un 15 y un 20%. Se mantiene un día a la semana para acudir a las oficinas y reportar el trabajo realizado y coordinarse.

Para el empleado tiene importantes ventajas, entre las que podemos destacar:

  1. Si existe una cierta flexibilidad horaria, se concilia mucho mejor la vida laboral y familiar.
  2. Menores gastos de transporte y comidas, además del ahorro en tiempo que conlleva no tener que desplazarse cada día al trabajo.
  3. Estar en un entorno propio y controlado, agradable y cómodo (en función del tipo de vivienda, claro).

Pero hay desventajas, muchas de ellas debidas a la falta de experiencia en esta forma de trabajo:

  1. Hay que ser muy disciplinado y saber administrar adecuadamente el tiempo, evitando las distracciones que estar en casa solo conllevan.
  2. Se pierde el contacto diario con la gente, y nos damos cuenta de la importancia de sentirse parte de un equipo.
  3. Y una que sin duda acabará alterando el poder de empresa y organizaciones sindicales: uno pasa de sentirse empleado a, en cierta manera, ser su propio jefe. Ello conlleva un serio problema en cuanto al poder de negociación entre empleados y patrono, ya que la dispersión es contraria a la presión colectiva (las huelgas en teletrabajo no trascienden a la opinión pública, por ejemplo).

Para los profesionales altamente cualificados puede que el teletrabajo ofrezca grandes oportunidades de mejora, dado que les otorga flexibilidad y, en cambio, no hay demasiado peligro de que se les sustituya por otros más baratos. El problema viene para las profesiones administrativas de nivel medio. Se empieza fomentando el teletrabajo y se acaba contratando a personal igual de cualificado y más barato de otros países.

Por otra parte, los trabajadores a distancia pueden sentirse menos integrados en la empresa, y por ello, menos fieles a su puesto de trabajo. Ya no bastará con crear organizaciones tipo secta (muchos bancos y empresas grandes lo parecen) para fidelizar al empleado, se tendrán que propiciar incentivos de otro tipo.

El cambio no es neutro, altera el equilibrio de poder entre empresas y empleados. Podemos luchar contra éste, pero me temo que será una guerra perdida. Propongo prepararse para el cambio, para enfrentarlo en una buena posición de salida.

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