Los proyectos nuevos, comerciales o de servicios, necesitan prensa, ser conocidos. Lo más difícil es el comienzo y el primer error a la hora de la difusión es la creencia de que los consumidores por el sólo hecho de conocerlo se acercarán.
Este mito se extiende a la pretensión de aparecer en un medio grande y masivo como la solución a todos los problemas. El posicionamiento (a no ser que se tenga mucho dinero para invertir en publicidad) requiere tiempo paciencia, pero por sobre todo constancia.
En lugar de depositar las esperanzas en un resultado inmediato y masivo es mejor planificar una difusión selectiva y local.
Personalización. Nada tiene más fuerza que el uno a uno. Un mail tiene una fuerza, un llamado tiene el doble y una conversación en persona tiene el cuádruple de efectividad.
Casos testigo. En servicios o productos no hay que esperar a que vengan a nosotros por el sólo hecho de enterarse sino hay que salir a buscar a un grupo reducido, pero cercano, para que comiencen a usarlo o probarlo. Las personas elegidas son aquellas que son nodos de otros posibles clientes.
Por ejemplo en el caso de una productora que quiere abrirse a hacer videoclips, las promociones o los primeros videos se pueden hacer para dueños de salas de ensayo, es decir, personas que tienen el acceso a una potencial cartera de clientes.
Trabajar en equipo. Para lograr esta personalización no basta con las personas que uno puede convocar. Juntarse con otros emprendimientos similares para hacer reuniones en conjunto genera un intercambio de clientes.
Diseñadores de moda, junto a diseñadores industriales o joyeros pueden hacer ferias pequeñas para poca gente, e ir ampliando de a poco su cartera.
Crear eventos o auspiciarlos. La publicidad en los medios puede darse de varias formas. Una es haciendo eventos y que la marca sea el nombre. De esta forma en toda las agendas mediaticas donde aparezca el evento aparecerá nombrado el emprendimiento.
Auspiciar por canje de productos o servicios otras actividades también permite “parasitar” la publicidad y prensa que hacen otros de forma no convencional: programas de teatro, afiches, revistas internas de empresas.
Hacer publicidad en objetos útiles. Reglas si el producto afecta a escolares, imanes para la heladera, postales si involucra al turismo, señaladores si está dirigido a estudiantes de nivel superior, bolsos, pen drives para periodistas, púas para músicos, cuadernos pentagramados etc.
Hay que tener muy claro a quién se quiere llegar. Pueden ser muchos potenciales perfiles de cliente, pero es necesario focalizarse en uno a la vez y apuntarle todos los cañones. La dirección del recorrido puede ser local, regional, nacional, internacional; o bien conocido, conocido de conocido, desconocido.
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