España es el país con mayor desempleo juvenil, y el año pasado fue uno de los países europeos con una mayor proporción de jóvenes que no trabajaban ni buscaban empleo.
Durante 2012, el número de jóvenes españoles en edad legal de trabajar ascendió a 4.576.000, de los cuales 833.000 trabajaban, 945.000 estaban en paro y buscando empleo y otros 2.799.000 eran económicamente inactivos por motivos de estudios, responsabilidades familiares o discapacidad.
Estas estadísticas colocan a España entre los países de la UE con mayor porcentaje de jóvenes que no trabajaban ni buscaban empleo, aunque por debajo de Bélgica, Italia o Grecia, todos ellos con porcentajes en torno al 70 %; frente al 61% de España.
Esto tampoco tiene por que significar nada malo, ya que en parte se debe a que los jóvenes en España han vuelto a las aulas para mejorar su formación, siendo esa la razón por la que no están trabajando ni buscando empleo. Esta tendencia de seguir formándose y atrasar el momento de empezar a trabajar se ha extendido mucho desde el comienzo de la crisis, de hecho, el fracaso escolar a bajado en España del 30,8% en 2005 al 24,9% en 2012.
Lo grave es que el revulsivo que ha hecho que los jóvenes españoles vuelvan a formarse ha sido la falta de empleo: España fue el segundo país de la UE con más paro juvenil, con una tasa media durante ese año del 53,2 %, superado sólo por Grecia y casi duplicando la media europea del 23,0 %.
De todas formas, cada vez se entra más tarde al mercado laboral, lo cual complica la posibilidad de cotizar los 37 años que hay que cotizar para jubilarse a los 67 y tener la pensión completa. Además, pone en peligro la sostenibilidad de las pensiones, ya que si los jóvenes no trabajan, no se recaudará lo suficiente para pagar las pensiones. Por lo tanto, estas cifras no revisten mayor gravedad a día de hoy, pero en el futuro pueden generar un gran problema.
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