Movidos por la crisis económica y la derivada situación de empleo, muchos profesionales han recurrido a la opción del empleo por cuenta propia. Algunas de las razones por las que uno se hace autónomo son, excluyendo los casos de necesidad, las pocas restricciones laborales, la flexibilidad de horarios y la posibilidad de imponerse las metas uno mismo. Sin embargo, la razón más potente es la perspectiva de poder ganar más dinero que con un salario fijo como empleado de una empresa.
Bien es cierto que en los últimos años la mayoría de las personas que se han hecho autónomas lo han hecho por obligación: bien porque no tenían trabajo y han comenzado a hacer pequeñas actividades para distintas empresas, o porque es un modo de “contratación fiscalmente eficiente”. Sin embargo, y aunque sus ingresos no son fijos, dependiendo de la persona puede ser mucho mejor ser autónomo, ya que las personas prácticas y trabajadoras tienen muchas puertas abiertas de este modo. En resumen, el autónomo tiene un gran poder de decisión sobre su horario, sus ingresos y su destino. No se trabaja para impresionar al jefe, porque en este caso solo hay clientes, con lo que todo el trabajo hecho es para uno mismo.
Las oportunidades de empleo para trabajadores autónomos son infinitas, pero también existen riesgos a tomar en cuenta para evitar resultados desastrosos. Es necesario tener cuidado con las siguientes situaciones:
El incumplimiento del trabajo diario es un gran riesgo
Este es uno de los mayores peligros en el autoempleo. El objetivo no es alejarse de las monótonas horas de trabajo en cualquier organización empresarial, el objetivo sigue siendo el mismo: asegurarse de que el negocio siga siendo rentable. Hay que ceñirse a las horas de trabajo decididas, satisfacer a los clientes, cumplir con los plazos y lograr los objetivos diarios.
Si se trabaja desde casa, es importante hacer una distinción entre las tareas personales y las profesionales
Separar las tareas del hogar de las responsabilidades profesionales es necesario, y se debe seguir las políticas auto-impuestas estrictamente durante las horas de trabajo. Conviene dejar claro a los familiares y amigos que por no estar en la oficina, no significa que se esté desocupado y dispuesto a hacer cualquier otra tarea.
No se deben coger más clientes si no se es capaz de satisfacerlos a todos
No hay que permitir que la sobrecarga de trabajo ponga en peligro la calidad de la producción. Existe un gran riesgo de perder a los clientes por tomar estas cosas a la ligera, ya que la competencia es máxima. El no ser exigente en las relaciones de trabajo puede tener el mismo efecto. La mayoría de los clientes no son flexibles con los plazos, y se da una muy mala impresión uno mismo si el trabajo no se encuentra disponible para la fecha límite. Tampoco es bueno rechazar clientes, lo correcto es explicar la disponibilidad de uno y la intención de intentar casar los objetivos.
No aislarse
Trabajar desde su casa, en ciertas ocasiones, puede volverse muy agotador tanto psicológica como socialmente. Es más que recomendable buscar un momento para reunirse con la familia o los amigos. Estar en grupos de formación o networking puede ser muy positivo también.
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