El pasado año 2015 el Consejo Empresarial para la Competitividad cuantificaba el empleo sumergido en España como responsable de cerca de 1,8 millones de empleos y no menos del 11% del producto interior bruto. Sin duda estas son cifras lo suficientemente grandes como para qué adquiramos conciencia de lo que el trabajo ilegal y el empleo sumergido representa aún hoy en día en nuestro país.
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El trabajo ilegal es un término que se puede emplear en cualquier parte del mundo y en cualquier negocio, se hace referencias a varios factores:
- Un trabajo es ilegal cuando los profesionales encargados de los oficios laborales no están habilitados para realizar ese trabajo.
- Un trabajo es ilegal cuando se copian marcas empresariales y no se crean las propias.
- Un trabajo es ilegal cuando no se respetan los derechos de los trabajadores de esa empresa (vacaciones, horas extras, contratos laborales, entre otros).
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El trabajo ilegal
Desde el punto de vista social, probablemente, el trabajo ilegal, el trabajo en negro como comúnmente se conoce, es uno de los problemas más graves que el mercado laboral sufre (además de la escasez de oferta de empleo lógicamente). una persona que trabaja en negro es automáticamente una persona que desarrolla sus labores profesionales de manera ilegal, esto en la gran mayoría de casos vienen a suponer la ausencia de protección de riesgo a diferentes niveles, empezando por supuesto por la ausencia de protección en lo que a seguridad social se refiere, continuando por los seguros propios de la profesión o tarea profesional que desempeñen y, por supuesto, continuando con un modelo de empleo irregular en el que por no encontrar garantías estas no están ni siquiera los salarios.
Es innegable que el trabajo ilegal se desarrolla gracias a un modelo de economía en negro que aún siguen muy extendida en nuestro país y a la necesidad de las personas de buscar trabajo, en muchos casos casi de manera deseperada. Este modelo económico generalmente parte de no asumir el pago de impuestos y obligaciones tributarias relacionadas con el desempeño profesional, es por tanto un modelo absolutamente injusto e insolidario con el resto de ciudadanos, además de peligroso para quien lo lleva a cabo
El perfil del trabajo ilegal: más abierto de lo que supones
Puede que cuando hablamos de trabajo ilegal, de manera automática, nos venga a la mente en algún perfil concreto del trabajador. Éstos perfiles se corresponden por ejemplo a parados de larga duración cuyas situaciones personales y familiares les lleva a aceptar cualquier tipo de empleo por necesidad, hasta perfiles como el de los inmigrantes ilegales (o legales) también en situación de necesidad de ingresos vía trabajo. Es cierto que estos perfiles son susceptibles y probablemente donde se desenvuelve el empleo sumergido en mayor parte, pero, ni mucho menos son los únicos.
En los últimos años han crecido de manera exponencial los perfiles de trabajadores cualificados y de otros modelos de trabajadores en los que el empleo sumergido ha llegado de un modo u otro. Desde la tan traída y llevada figura del falso autónomo, que ha dado lugar realmente a un modelo de economía sumergida propio, hasta trabajadores por cuenta propia con determinados porcentajes de ingresos en negro, o la figura también creciente del autónomo dependiente, que en muchos casos conlleva rasgos de ilegalidad o directamente conduce al modelo de falso autónomo.
No se trata por tanto exclusivamente un perfil o un grupo de personas, ya que, lo que realmente se destaca es el hecho de prácticamente un modelo económico como indicamos anteriormente, en el que aún hoy en día seguimos insertados.
Los graves peligros del trabajo ilegal
Desde el punto de vista del trabajador, asumir un trabajo ilegal conlleva una serie de peligros importantes. El primero de ellos sin duda es la falta de seguridad a todos los niveles, el trabajador en estas condiciones no se encuentra amparado por la ley, y si bien es cierto que en determinados casos a través de denuncias y procesos judiciales pueden llegar a obtener la razón en procesos contra los empleadores, no es menos cierto que estos pequeño porcentaje dentro de una gran maraña de trabajos sumergido.
Por otro lado esta falta de legalidad arrastra problemas inmediatos como la ausencia de coberturas de la seguridad social más allá de las coberturas universales, y por extensión, la ausencia de cotizaciones cara a futuras prestaciones incluyendo la prestación de jubilación, con lo cual se convierte en un modelo de empleo en todo caso del resultado directo e inmediato, pero que a futuro resultará muy perjudicial para el trabajador.
A todo esto debemos sumar la inestabilidad que la falta de garantías legales presenta, inestabilidad que incluye por supuesto la ausencia de garantías sobre contratos (que no existen) ingresos, que dependen del pagador sin control alguno, etc.
Qué hacer ante un trabajo ilegal
Sobre el papel resulta sencillo decir que ante una propuesta de trabajo ilegal lo mejor es el rechazo. Sin embargo, esto obligaría la realidad de miles de personas que necesitan realmente ingresos y que en muchos casos se ven forzadas a este modelo de empleo.
Por sistema lo primero siempre debiera ser buscar opciones dentro de la legalidad, y en cualquier caso saber las consecuencias de aceptar, asumir o practicar el trabajo sumergido, un modelo de empleo insolidario incluso con quien lo practica, y muy realizado para el empleador que contrata trabajadores en estas circunstancias.
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