En una entrevista laboral hay que recurrir a todas las herramientas disponibles y la oratoria quizá sea una de las más importantes.
En una entrevista laboral la forma en que uno hable y se comunique será el patrón por el cual se lo juzgará, aceptará o rechazará. Hablar con orden, con claridad, con entusiasmo, con inspiración; en resumidas cuentas, con eficacia, no es un lujo sino una necesidad.
El fin de la oratoria es conmover, que no es emocionar sino mover al interlocutor hacia un lugar donde preste más atención; enseñar, transmitir un mensaje y persuadir, que no es convencer, sino transitar juntos.
Un postulante puede ser inteligente, tener los argumentos correctos para la entrevista, estar preparado para preguntas indiscretas, llevar todo calculado, pero si no sabe cómo expresarse, llegar al selector y llamar su atención, es difícil que consiga el trabajo.
Actualmente, cientos de postulantes se presentan para un mismo puesto, de los cuales habrá un lote de 20 o 30 que tendrán habilidades y pretensiones salariales similares. Pero cuando el consultor tiene que hacer la selección final, es la forma de acercarse del postulante lo que termina por inclinar la balanza.
La palabra ha sido, es y será el medio más elemental y directo de comunicación entre las personas. Por eso, la oratoria es un arma muy poderosa y como tal exige respeto, prudencia y conocimiento para ser utilizada. Se la puede definir como el arte de hablar con elocuencia. Para ello, el orador debe estar seguro de lo que dice, conocer el tema y darle una adecuada forma a la materia.
Consejos para tener en cuenta:
• Recordar que cuando se está frente a otra persona uno se comunica de dos maneras simultáneamente. Por un lado, la comunicación verbal compuesta por las palabras, y por otro, la “no verbal” que llega de manera inconsciente al interlocutor, y es más fuerte que la primera, gestos, señas, muecas, etc.
• La vestimenta y ademanes que use el postulante transmiten un mensaje que le dice al interlocutor quién es, de dónde viene y qué puede esperar de la persona.
• Hay que prestarle particular atención a la indumentaria. Uno debe vestirse acorde a la ocasión, el puesto y la remuneración. Muchas veces ir “sobre producido” juega en contra.
• El lenguaje gestual debe estar acorde con el mensaje verbal que se intenta transmitir, evitando actitudes que generen desconfianza o distancia con el anfitrión, como taparse la boca al hablar, cruzarse de brazos, refregarse las manos o mirar el reloj durante la entrevista.
• En una entrevista es fundamental mirar a los ojos al entrevistador no sólo para demostrarle interés, sino también para poder leer en su cara cómo se está desarrollando la entrevista. De esta forma uno se da cuenta si no sólo para demostrarle interés, sino también para poder leer en su cara cómo se está desarrollando la entrevista. De esta forma uno se da cuenta si está diciendo algo interesante o no, si se está aburriendo con la charla o si está diciendo algo inconveniente. Además, mirar a la otra persona y prestarle atención evita errores groseros como interrumpirla o terminarle las frases.
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