Habida cuenta que el paro juvenil mantiene una elevadísima tasa en toda la Unión Europea con países en los que supera cuenta por ciento de la población activa joven todas las iniciativas que se emprendan en la dirección de fomentar el empleo juvenil parecen pocas.
Ya en algún artículo anterior hablamos de la llamada cláusula de garantía que venía a convertirse en una herramienta mediante la cual se busca garantizar que los jóvenes en los cuatro meses inmediatamente posteriores al cese de sus estudios tengan acceso a diferentes opciones como pueden ser la continuidad de los estudios de reciclaje laboral, el acceso a formación específica orientada o los contratos en prácticas entre otras opciones.
En el artículo de hoy nos queremos detener precisamente en estos contratos en prácticas aunque desde la perspectiva, cada vez más solicitada, de aquellos alumnos que aún desarrollando tareas lectivas deciden acceder al mundo de la empresa a través de este modelo de contrato.
En nuestro país como vemos más adelante han crecido de manera exponencial en los últimos años los impulsos destinados a este tipo de acciones, por un lado por la propia demanda de las empresas y por otro generados alrededor de las universidades o los grados técnicos que encuentran una buena manera de ofrecer a los alumnos un contacto con la realidad laboral a la que tendrán que enfrentarse al concluir los estudios.
Becarios y contratos en prácticas
Debemos en este punto distinguir los tradicionales acuerdos por los que se provee de becarios a determinadas empresas o servicios, muy en boga por ejemplo en el mundo de la comunicación, con programas más complejos como puede ser por ejemplo el Citius, un programa llevado a cabo sus colaboración de las universidades autónomas de Madrid y Barcelona y que viene a resumir de manera bastante interesante algunas claves importantes de estos acuerdos de contratos en prácticas, ya que, viendo desarrollarse durante un año en el cual el alumno desarrolla una serie de prácticas bajo tutela en la empresa acompañadas de planes formativos complementarios.
Este tipo de acciones tiene una búsqueda doble, por un lado obviamente demostrar el conocimiento de las labores y desempeños profesionales de la empresa concreta al alumno en prácticas pero por otro en unión al plan formativo complementario se genera un proceso de formación continuo durante un año que permite a quien lo recibe mantener una excelente perspectiva con respecto al puesto de trabajo y por tanto más opciones de contratación real sobre dicho puesto.
En un futuro artículo analizaremos varios de los programas presentes en nuestro país en este sentido son muchos pero nos entraremos en los más representativos como el citado Citius que bien puede considerarse punto de referencia importante cara a los contratos de prácticas desarrollados bajo una tutela programada.
También te pueden interesar estos artículos
En este post te enseñamos cómo no estropear una entrevista de trabajo y en este otro post analizamos la importancia de las redes sociales al buscar trabajo.
Google+