Se da como algo aceptado que la productividad en el trabajo va relacionada con cosas como la perseverancia, la dedicación, la concentración, el esfuerzo…y un bueno número de cuestiones más, todas ellas con un enfoque, parece obvio, en dirección a algo similar a que trabajar más necesariamente produce más. Y hete aquí que de repente algunos estudios e informes vienen a decirnos que cosas consideradas tradicionalmente como vaguear pueden aumentar la productividad.
Uno de estos informes, reciente en este caso, emitido por la escuela de Coaching TISOT Coaching viene a arrojar luz sobre ese concepto, a priori tan chocante, de que un poquito de vagueo puede ayudar a ser más productivos.
Vagos pero menos
Situémonos. No piense el lector que se trata de asociar el absentismo (o más castizo, el pasotismo) con una mejora de la productividad, pero sí aceptar que es difícil en una jornada de trabajo rendir todo el tiempo al 100% y que determinados pequeños momentos de ocio bien gestionados pueden ser un estimulo a la productividad. Así suena bastante mejor ¿verdad?
- Cómo enfocar un periodo de prueba
En el citado informe se presentan una serie de prácticas, algunas de ellas de las que directamente y en determinados entornos se pueden considerar como vagueo, pero que, entendidas en el contexto citado anteriormente, toman un carácter bastante razonable.
Vaguear y producir
- Pausa antes de la acción: tomarse un tiempo antes del inicio del desempeño laboral en el propio entorno laboral, preparar la jornada, y orientar en esas preparación y planificación un rato en la primera hora del trabajo puede darnos una perspectiva mucho más amplia del día que sumergirnos de lleno, de manera caótica, en nuestra carga de trabajo. Se nos pone un ejemplo aceptable; no atender llamadas ni contestar correos durante la primera hora de la mañana.
- ¿Break para el café? Sí, por supuesto. Aparte del momento de desconexión que puede suponer (aunque pocas veces sucede) es cierto que en estos ratos la perspectiva del trabajo, el entorno laboral y nuestros compañeros, se ve de otro modo y permite aportar ángulos menos condicionados a cuestiones como posibles problemas de convivencia laboral, etc.
- Los beneficios de la siesta: no estamos ante algo nuevo, ya hace tiempo muchas empresas punteras habilitan en sus propias dependencias espacios destinados a la meditación (también una acción muy interesante) y el sueño. Los beneficios de las pequeñas siestas hasta un máximo de 30 minutos están más que contrastados y mejoran aspectos como la concentración, la recuperación mental, el rendimiento, etc.
- Moverse es bueno: Moverse, pasear por la oficina, gestionar el movimiento en situaciones de bloqueo mental, pueden ser actividades que mejoren precisamente cuestiones como la propia agilidad mental. Obviamente no se trata de llenar la oficina de caminantes, pero sé de tener un recurso más a la hora de salir de atolladeros mentales.
A todo lo anterior encontramos en adición otras cuestiones no menos interesantes como el hecho de no negar la posibilidad de la charla como fuente de distracción momentánea que ayude a cuestiones como la mejora del estado de ánimo o un enfoque diferente de un problema atascado, o, muy importante, ser capaz de eludir las distracciones que redes sociales o similar pueden proporcionar, encontrando el punto justo (en el momento adecuado) para ellas pero siendo capaces de negar su uso cuando realmente no nos aporte beneficio.
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