A nadie en su sano juicio se le ocurriría recurrir a un periodista para que le saque una muela. Sin embargo cualquier emprendedor supone que puede realizar el trabajo de un buen periodista.
Delegar tiene que ver con contar con un equipo para las tareas que no salen naturalmente o son el fuerte del creativo, o el científico, incluso del mismo dentista. Las ventas pueden tercerizarse y en cuanto a prensa son varios profesionales a los que puede acudirse.
Hay varias formas de hacer prensa: una relacionada con los medios en sí, la publicidad y el marketing; y otra muy diferente, la divulgación, la integración con otras disciplinas, la participación como referente en el área donde se desarrolle el emprendimiento.
Profesionales de letras, periodistas, guionistas, ghostwriters, son los que pueden ayudar a la redacción de artículos, papers, investigaciones, gacetillas, comunicados. Otras consultas del rubro son los correctores, tutores y editores. Ellos le dan forma a los escritos y guian en el proceso de escribir a quien quiere hacerlo. Profesores de lengua, expertos en gramática, aseguran un buen resultado final en los trabajos que van con nuestro nombre.
De la misma forma bibliotecarios especializados se aseguran de conseguir los materiales, los documentos, las fuentes autorizadas y confiables, los marcos teóricos, los antecedentes, trabajos similares para comenzar una investigación de campo y al final pueden aconsejar donde publicar es más prestigioso, citado o consultado.
Por si esto fuera poco los periodistas saben a quien recurrir y tienen las agendas, saben como difundir el material, porque no basta sólo con producirlo sino con saber como multiplicarlo y darlo a conocer. Los especialistas de prensa saben como promocionarlo y sacarle el mayor provecho para convertirlo en publicidad no tradicional.
Pensar la prensa como un departamento, sección o engranaje es casi tan importante como la idea original del emprendimiento. Una buena idea, si nadie la conoce o la conoce mal, indefectiblemente acaba pronto.
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