La crisis económica que ha traído la pandemia por Covid-19 tiene, entre otras muchas consecuencias, la pérdida de la mayor parte de los ingresos para tres de cada cuatro trabajadores en empleo sumergido.
Así lo afirma Cáritas Barcelona en sus estimaciones, que calcula que en total, un 73% de las personas que trabajan en empleo sumergido no recibe ningún tipo de salario actualmente. Esto es algo de lo que ya se venía avisando desde el mes de junio, donde otro organismo dependiente de Cáritas alertaba sobre la gravedad del asunto, ya que los ingresos provenientes del empleo sumergido eran completamente nulos para el 70% de los trabajadores pertenecientes a ellos.
Crisis del coronavirus y empleo sumergido
Sin duda alguna, la crisis económica por el coronavirus ha supuesto la completa ruina para más de 1.600 millones de trabajadores pertenecientes a la economía sumergida en todo el mundo, siendo por tanto, un 76% del total los más afectados de esta crisis. Ya solamente durante el primer mes de confinamiento, los expertos calculan que los trabajadores en empleo sumergido perdieron alrededor del 60% de sus ingresos. En Europa, esta cifra ha llegado a elevarse incluso al 80%.
Además, hay que tener en cuenta que este tipo de empleados no pueden acceder de ninguna manera a las ayudas facilitadas por el Gobierno, como por ejemplo las prestaciones por ERTE, ni tampoco a las ayudas ofrecidas a autónomos, otro tipo de trabajadores que también ha sufrido gravemente las consecuencias de la crisis económica. Y, en gran parte de los casos, la gran mayoría de los trabajadores en empleo sumergido tampoco pueden beneficiarse del Ingreso Mínimo Vital, ya que tan sólo se han concedido a 85.000 hogares en España, habiendo recibido más de 900.000 solicitudes.
Por lo tanto, cualquier trabajador perteneciente a la economía sumergida se encuentra amparado únicamente por su capacidad de generar ingresos, y por determinadas ayudas que suelen prestar algunas ONG. Es por todas estas razones que Cáritas quiere resaltar la alarmante necesidad de este colectivo tan vulnerable, que ya ha ascendido a un 239%, al mismo tiempo que el paro ha aumentado a un 20%, y su tasa de paro no es inferior al 73%.
Hablamos de miles de personas dedicadas al cuidado del hogar, así como manteros, temporeros, albañiles e incluso determinados trabajadores de hostelería, entre muchos otros puestos de trabajo pertenecientes al empleo sumergido. De este desamparado colectivo, la mayor parte suelen ser mujeres jóvenes e inmigrantes que no disponen de nacionalidad.
Hay organizaciones que estiman que, solamente en nuestro país, es muy posible que haya entre 2 y 3 millones de personas en esta situación. Aunque se trata solamente de una estimación, no sería una locura que fuera una cifra completamente real, ya que nuestro país actualmente uno de los que mayor nivel de economía sumergida tiene de toda Europa.
En definitiva, se trata de una situación de emergencia para más hogares españoles de los que pensamos. Los expertos prevén que la recuperación de los mismos está muy lejos de alcanzarse, puesto que opinan que, ante el tsunami de la pandemia y el parón económico, es muy poco realista pensar que las rentas de muchos de los hogares que se han quedado sin ingresos y que reciben una protección muy limitada del sistema de prestaciones sociales, vayan a poder remontar al alza a corto plazo.
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