La situación de enfrentarse a un nuevo trabajo genera ansiedad, incertidumbre, nervios, miedo. Y es normal, porque se está ingresando a una comunidad antes desconocida y en la que proyectamos estar mucho tiempo de nuestra vida cotidiana.
Asi como en una entrevista no existe una segunda oportunidad de dar una buena impresión en una comunidad cerrada como una oficina o empresa tampoco hay muchas oportunidades de caer bien desde el principio.
Dependerá de la forma de ser de cada cual como maneje todas estas sensaciones que implican un nuevo desafio, pero algunos puntos deben ser tenidos en cuenta.
– Lo principal es hacer bien el trabajo para el que fuimos convocados. Cualquier problema que pueda surgir en el ambito personal tiene que estar respaldado por una buen desempeño laboral. Hay que intentar ser “imprescindible” para estar en posición de ventaja a la hora de discutior cualquier cosa, y evitar darle motivos a otros para que nos puedan cuestionar.
– Para lograrlo hay que preguntar. Preguntar qué es lo que estará evaluando, cómo se hace el trabajo.
– No temer quedar en ridículo por no saber. A veces por vergüenza uno se expone a errores por no moletar a los compñeros con preguntas. Si el trabajo se parece al que hacen sus coequipers será fácil observar, pero a pesar de eso hay que sacarse las dudas para poder hacerlo bien.
– Averiguar cuál es el orden de prioridades en las actividades que tenemos que desarrollar (nuestro criterio en cuanto a la importancia de nuestras actividades puede diferir del de nuestro jefe o director)
– Escuchar antes de hablar. Tener en claro cuáles son las actitudes y acciones que son valoradas y cuales hay que evitar en el lugar nuevo. Probablemente no son las mismas que las del trabajo anterior.
Por último un gran consejo “Mejor pasar por estúpido, que serlo de verdad“.
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