Las cifras del paro en nuestro país no sólo arrojan esos datos tremendos de millones de ciudadanos para los que buscar trabajo se ha convertido en la primera de sus preocupaciones, sino que también, dentro de ese conjunto de datos, presentan datos parciales verdaderamente preocupantes, como es el caso de las cifras del paro de larga duración, unos datos a los que ya nos hemos referido anteriormente cuando hablábamos de las dificultades de buscar empleo en nuestro país y que, aportados en este mes de mayo que termina por el Instituto Nacional de Estadística ofrecen una magnitud inquietante.
Y es que según estos datos oficiales el aumento de los empleados que llevan más de de tres años en esta situación ha significado en el año 2012 un 48,6% con respecto al año 2011, alcanzando una cifra récord de parados de larga duración con tres años o más sin poder acceder a un empleo; más de 1 millón.
Debemos tener en cuenta para acercarnos de verdad a la magnitud de esta cuestión el hecho de que este colectivo de desempleados ya ha agotado todas las prestaciones, y en todo caso mantienen acceso a determinados subsidios complementarios que obviamente a mayor largo plazo también se agotan.
Pero hay más; estamos probablemente dentro del colectivo general de desempleados ante el perfil más complejo a la hora de poder encontrar trabajo, algo que se agrava más aún cuando este perfil de parado de larga duración se corresponde con una persona mayor de 45 años, tal y como vimos en un artículo reciente en este mismo espacio.
En definitiva, y desafortunadamente, a pesar del ligero repunte en forma de disminución de las personas inscritas en el desempleo durante el mes de abril, lo cierto es que las malas cifras se han convertido ya en una costumbre en lo relativo al empleo, con el agravante de que en algunos casos como éste del paro de larga duración se convierten prácticamente en un hecho estructural, en un problema a largo plazo que a fecha de hoy no presenta soluciones visibles.
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