La inteligencia emocional es una herramienta básica para poder comunicarnos con las personas, para poder entenderlas, comprenderlas y saber adaptarse de una mejor forma a las situaciones adversas que plantea la vida.
Por lo tanto, no es de extrañar que en el ámbito laboral también se requiera hacer uso de ella, y trabajarla en caso de no tenerla muy desarrollada.
La necesidad de inteligencia emocional en el entorno laboral
Dentro del entorno laboral, la inteligencia emocional es más importante de lo que puede parecer en un primer momento. Y es que habrá ciertos momentos de tensión, bien sea por la presión del trabajo que se está ejerciendo, o por la propia forma de ser de los compañeros de trabajo, y será necesario hacer uso de ella para sacar la situación adelante y crear un buen entorno de trabajo.
El concepto de inteligencia emocional, cobra gran importancia a partir de finales del siglo 20, cuando Daniel Goleman afirmó que se trata de una capacidad para reconocer nuestros propios sentimientos y los de los demás, de motivarnos y de manejar adecuadamente las relaciones.
Además, se trata de una habilidad sin la que no podemos desarrollar otras que resultan vitales para nuestra existencia, como la inteligencia. De hecho, el propio Daniel Goleman tenía la teoría de que, en unos años, el coeficiente intelectual (CI) pasará a ser el coeficiente emocional (CE). Y es que, a diferencia de CI, el CE si que nos permite prever tanto el modo como las capacidades que una persona puede tener para reaccionar a determinados acontecimientos o cuestiones del día a día.
Para ser una persona empática, es necesario saber manejar una serie de emociones. La primera de ellas, es la empatía. Esta emoción se basa en entender las ideas y las emociones ajenas, pudiendo conectar con las otras personas. Dentro del entorno laboral, la empatía servirá para crear un ambiente mucho más favorecedor entre los trabajadores. De esta manera, resultará mucho más sencillo trabajar en equipo, y comprender los sentimientos y necesidades de los compañeros de trabajo.
Otra de las emociones necesarias para poder desarrollar una buena inteligencia emocional, es la motivación. Ser capaces de seguir adelante, a pesar de la adversidad, siendo conscientes de que las cosas se pueden conseguir. La motivación permitirá que el ánimo no decaiga en el ambiente laboral, por complicadas que se puedan poner las cosas. Eso sí, es importante ser realistas y no ponerse objetivos imposibles de conseguir.
El autoconocimiento también es clave dentro de las emociones que forman parte de la inteligencia emocional. Se basa en la conciencia que tenemos sobre nosotros mismos, conocer cuáles son nuestros free grammar check puntos fuertes y nuestros puntos débiles. Tener claras nuestras metas en la vida y la manera en la que queremos conseguirlas, esto por supuesto mucho más centrado en el entorno laboral.
La autorregulación o autocontrol es determinante dentro de la inteligencia emocional. Esto se debe a que somos seres emocionales. Especialmente en los negocios es imprescindible saber dejar las emociones a un lado en determinados momentos o mantenerlas bajo control para que la situación no se descontrole.
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