Lamentablemente, el absentismo laboral se ha manifestado en un grave problema para la débil economía española, y que hoy en día que cobra especial relevancia en un momento de fuerte crisis económica como el actual.
Consultando los datos empresariales a los que ha tenido acceso ABC, el año pasado faltaron cada día a su empleo por estar de baja por enfermedad común o accidente no laboral 1.005.800 trabajadores, lo que es lo mismo que decir que el total de personas que están ocupadas en el País Vasco, en Galicia o en Castilla y León no hubieran trabajado ni un solo día en todo el año 2010 o que no lo hubieran hecho, por ejemplo, casi la mitad de los ocupados en la Comunidad Valenciana.
Del punto de vista económico cabe destacar que el coste directo de este absentismo, por prestaciones económicas, complementos, mejoras y cotizaciones en favor de los trabajadores, superó los 8.000 millones de euros el año pasado. En concreto, las mutuas de accidentes de trabajo pagaron 3.371 millones de euros en prestaciones. Las entidades gestoras de la Seguridad Social asumieron cerca de 2.600 millones, y el coste con cargo directo a los empresarios ascendió a 2.100 millones.
Yendo mucho más allá de esta umbral, y de la abultada es la cifra de lo que dejaron de producir este millón de trabajadores que de media faltaron cada día a su puesto de trabajo en España durante el ejercicio de 2010. Según los cálculos empresariales esta cifra asciende a más de 64.000 millones de euros, lo que equivaldría al 6% del Producto Interior Bruto (PIB).
De acuerdo con un informe de la patronal al que ha tenido acceso este periódico, entre el 20% y el 30% de este absentismo laboral es un fraude que podría evitarse. Por tanto, las irregularidades en este ámbito estarían costando a nuestro país entre 12.000 y 20.000 millones, o lo que es lo mismo, entre el 1,2% y el 1,8% del PIB España .
Cabe destacar que durante el año pasado, la Seguridad Social y las mutuas de accidentes de trabajo contabilizaron 4.806.060 procesos de incapacidad temporal por contingencias comunes con un total de días de trabajo perdidos de 221,7 millones de euros.
Por otro lado no debemos olvidarnos que la lucha contra el absentismo injustificado es una petición histórica de la CEOE, que ahora su presidente, Juan Rosell, ha elevado al primer plano de las reivindicaciones empresariales. Lo reclama de forma insistente ante las mesas del diálogo social y fue unas de los principales peticiones que realizó durante la reunión que el presidente Rodríguez Zapatero mantuvo el pasado mes de marzo en La Moncloa con las grandes empresas.
Las propuestas que la patronal lleva bajo el brazo para mejorar el absentismo pasan irremediablemente porque las mutuas puedan dar el alta médica en los procesos de incapacidad temporal por contingencias comunes, como ya hacen en los casos de accidentes de trabajo o en las bajas por riesgos durante el embarazo o la lactancia.
Las cifras, demuestran que la duración media de los procesos de incapacidad temporal que controlan las mutuas fue el año pasado de 35,69 días, casi trece menos que los casos gestionados por la Seguridad Social, en los que las bajas duraron una media de 48.07 días. Este es precisamente uno de los temas que se negocian en el seno del diálogo abierto sobre negociación colectiva que está a punto de culminar, pero que cuenta con fuertes reticencias de los sindicatos.
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