Japón o como impulsar la demanda (sin apenas tocar la oferta)
Todo parece predispuesto para que la economía japonesa acelere su crecimiento este año
Nos gusta la bolsa japonesa. Y admito que no es un amor pasajero: la recomendación de compra se prolonga desde hace ya un año. ¿Las razones? 1. recuperación económica; 2. depreciación del JPY; 3. recuperación de los beneficios ampliada ahora por la caída de los costes por el desplome del crudo; 4. valoraciones atractivas; 5. creciente interés inversor en equities desde los fondos de pensiones, cada vez más limitados en alternativas de inversión con potencial de rentabilidad. Claro, sobre todo lo anterior, más expansión monetaria por parte del BOJ y fiscal desde el Gobierno. ¿Reformas en las empresas? Esperanzador. Como lo es la reforma estructural prometida por el Gobierno, aunque apenas delimitada y menos iniciada.
Al final, políticas de demanda monetaria y fiscal al mismo tiempo que una mejora clara en el poder de compra de las familias (reducción de costes por las empresas) con la caída de los precios externos. Naturalmente, en parte compensada por la propia depreciación que aún esperamos para el JPY (niveles de 130 USDJPY a final de año). Todo parece predispuesto para que la economía japonesa acelere su crecimiento este año pudiendo crecer a un ritmo del 1.1%. ¿Les parece poco? Realmente, lo es. Pero recuerden que el crecimiento en 2014 apenas fue del 0.2 % con una fuerte caída del producto entre el Q2/Q3. Esperamos que esta recuperación “cíclica” se acelere durante 2016 hasta niveles de 1.9 %. ¿Y después? Me temo que sin reformas estructurales, el ritmo de crecimiento podría de nuevo moderarse hasta niveles de 1.0 %. El nuevo Gobierno del Primer Ministro Abe parece dispuesto en esta ocasión a emprender realmente estas reformas ya mencionadas en la Abenomics original.
¿Las recuerdan? Reforma del mercado de trabajo, reforma de las AAPP, reforma del modelo productivo, más énfasis en un sector primario eficiente, más flexibilidad en la producción. Todas medidas necesarias para aumentar el crecimiento potencial de la economía, retroalimentando con ello el crecimiento de la inversión productiva. Y a efecto de los inversores financieros, justificando la recuperación de los beneficios empresariales y confirmando la infravaloración de las empresas en el mercado. Al final, que la recuperación cíclica actual se convierta en un primer paso para una recuperación más tendencial de la economía. Pero, de todo esto hemos hablado mucho en el pasado. Y ahora hay que vivir el presente.
El presente sigue marcado por el BOJ. Y ya saben que el cambio de énfasis en su diseño de la política monetaria puso a la inflación del 2 % no como una referencia a medio plazo sino más bien como un objetivo. El problema es que el índice core de la inflación (sin alimentos) podría bajar ya a niveles de 0.3 % a finales del Q3 y seguir descendiendo hasta un 0.1 % a mitad de año. ¿Sólo por la energía? No es del todo cierto. Por un lado, está el final del impacto inflacionista derivado de la subida del impuesto de consumo en abril del año pasado. Nosotros esperamos que la inflación de bienes y servicios, al margen de la energía, baje a niveles de 0.3/0.5 % a corto plazo lejos del objetivo del BOJ. ¿Qué hará entonces la Autoridad Monetaria Japonesa? Sí, nosotros también pensamos que volverá a ampliar la compra de papel en el mercado. Una vez más.
Por último, recuerden como el Gobierno japonés aprobó un nuevo paquete fiscal expansivo por un importe cercano a 29 bn. $ para estimular el consumo. Enfocado en ayuda a las pymes, mejora de la situación de las regiones y ayudas sociales. Todo lo que sea necesario.