Comprar, comprar...
En los próximos doce meses esperamos que las bolsas mundiales suban entre un 12/15 %
Relativa calma en los "frentes" de China, Grecia y la Fed, lo que ha permitido que las bolsas mundiales recuperen en apenas una semana el terreno perdido desde principios de junio. ¿Bolsas mundiales? No, mejor dicho las bolsas desarrolladas. Especialmente las periféricas en Europa, cuando las emergentes aún siguen lastradas por la tensión latente en China. Los recientes flujos de inversión siguen mostrando la preferencia por los inversores de las bolsas norteamericana, europea y japonesa. Y por este mismo orden en términos de magnitud. Creo sinceramente que esto no va a cambiar en el futuro próximo.
La presión del dinero....en los próximos doce meses esperamos que las bolsas mundiales suban entre un 12/15 %. Precios no excesivos (primas de riesgo elevadas desde una perspectiva histórica), pocas alternativas para la inversión y mucha liquidez. ¿No los consideran argumentos suficientes para aumentar la exposición a bolsa? Naturalmente, los riesgos (los principales delimitados al principio de esta Nota) siguen siendo lo suficientemente contundentes para no bajar la guardia. Pero la presión del mercado los puede seguir atenuando a corto plazo, especialmente cuando los bancos centrales siguen confundiendo el objetivo de estabilidad financiera con unos mercados al alza. Decía la Presidenta de la Fed la semana pasada que lo mejor que puede ocurrir para la economía y mercados sería que subieran los tipos de interés como garantía de que la Gran recesión estaba definitivamente superada. Bueno, los mercados ya saben que van por delante. Y ahora encima son parte de esta recuperación (USA...también mundial) que tanto cuidan nuestras autoridades.
En paralelo a la recuperación de las bolsas hemos visto como los tipos de interés (de forma generalizada, tanto benchmark como no) y el crédito han mejorado también. ¿Una contradicción? Al final, la aversión al riesgo había primado la liquidez por encima de todo. Pero, también hemos visto de forma reciente un desplome en la volatilidad cotizada, subida del Dólar y especialmente una caída de los precios del oro. Nosotros también estamos algo contrariados sobre esto último, aunque es perfectamente coherente con un escenario de menor aversión al riesgo y bullish. Coherente o no, sigue siendo una buena estrategia diversificar cartera con el oro. Y aumentar la exposición a metales industriales dentro de las materias primas. Pero, poco a poco. Aprovechar su debilidad de ellos o el exceso de fortaleza de los activos tradicionales de riesgo.
Volviendo a los riesgos, en los próximos dos meses sólo uno de ellos me produce algo de inquietud: la Fed. Y esto no significa que los otros dos no me inquieten; de hecho, me inquietan mucho más desde una perspectiva de medio plazo. Por ejemplo, en el caso de Grecia una vez aprobada la Tercera asistencia, bajo las premisas que lo ha hecho, probablemente no pueda finalizar con éxito. Y esto nos deja como la principal opción la salida, temporal o no, del país fuera del Euro. Pero, a corto plazo todo son parabienes por todas las partes. Por lo que respecta a China, vemos que las autoridades chinas tienen margen suficiente para intervenir y limitar el impacto negativo que puede tener el ajuste de un exceso de apalancamiento en bolsa. Pero lo verdaderamente inquietante es la desaceleración de la economía china, sin que el "nuevo" modelo de crecimiento pueda sustituir por el momento al deterioro del "viejo". Es algo a lo que tendremos que enfrentarnos en los próximos años. Pero, a corto plazo, es la Fed la que nos debe inquietar. Aunque no de forma excesiva, por dos razones:
1. La Fed será muy prudente iniciando la subida de tipos de interés
2. Desde una perspectiva histórica, las bolsas han tocado techo entre uno y dos años tras iniciarse la subida de tipos (y la subida promedio ha sido superior al 30 %)
¿Esta vez será diferente? Quizás sí, aunque algo me dice que esto no será así. De entrada, la cautela de la Fed. Por otro lado, el difícil contexto internacional. Y por último, la falta de presiones inflacionistas más allá de la corrección por efecto escalón de la caída de los precios del crudo. Sí, comprar bolsa. Pese a todo.