Lo que hube de hacer y no hice

Queremos conocerlo todo, pero no conocemos al conocedor

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Bolsamania | 18 may, 2015

¿A que lo ha escuchado mil veces? En alguna ocasión habrá resonado en su cabeza y otras lo habrán escuchado en palabras de terceros. La segunda parte al título de este artículo debería ser “Lo que no debía haber hecho e hice.” Ambas afirmaciones habituales también para los que nos dedicamos a especular en los mercados. Queremos conocerlo todo, pero no conocemos al conocedor. Dudamos de todo y no nos arrepentimos de casi nada. ¡Así no va!

 

Puede resultarle curioso, pero las personas con una percepción menos elevada, sufren menos en los mercados, se cuestionan menos, se afanan menos por saber y elucubran menos. ¡A veces cuánto mejor se opera es sin cabeza! Resulta casi imposible pero delante de las pantallas deberíamos estar más en el sentir que en el pensar, en el respirar que en el elucubrar. El estado perfecto sería el de una “somnolencia reflexiva”. Los mercados llevan funcionando igual desde hace más de 100 años y seguirán haciendo por otros 100 más, argumenta el gurú Tom Williams, autor de mítico Master the Markets, y en lo que estoy de acuerdo, por mucho que hoy haya HFT.

 

Ahora bien, es necesaria una adaptación al momento presente. Los puntos de vista fijos sobre la especulación, los dogmas, las creencias preestablecidas, son una manera de amortiguar el miedo y continuar siendo nosotros mismo (ego), algo que resulta imposible cuando quieres ganar en los mercados. La experiencia no asegura ningún tipo de sabiduría ni garantiza ningún tipo de compasión de los mercados. Ellos serán igual de implacables con aquellos que no entiendan sus reglas de juego, que no se adapten a lo irracional del desafío. Venimos de un aprendizaje basado en una infecunda acumulación de datos. Confundimos el conocimiento con la sabiduría. Los operadores del conocimiento están apegados a sus ideas, a sus opiniones, a sus estrechos puntos de vista. Suelen ser analistas y están presentes en las mejores columnas de opinión. El trader de sabiduría es abierto, receptivo, fluido, mucho más en sintonía con el devenir de un juego en el que todo cambio a cada vela, sobre todo de la piel hacia dentro. El trader sabio, es decir usted o yo, se ha liberado de la necesidad de tener la razón y extrae lo mejor de cada filosofía de hacer trading, buen trading. Yo mismo me curtí en mis primeros años en un sistema de especulación agresivo, intuitivo y expuesto, y hoy “surfeo” las velas bajo una técnica que requiere un contexto a favor, prueba y confirmación para entrar a mercado. Y se preguntarán, ¿cuál de ellos es mejor? Pues les diré que con ambos gano dinero, que ambos sigo utilizándolos, y que ambos me han forjado con trader. Por lo tanto, no dude tanto y ponga todos los sentidos en llegar a buen puerto, sabiendo que, como se dijo en la anterior colaboración, el mejor indicador está dentro de uno mismo.

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