La lección que los inversores inteligentes deben aprender para ganar en 2023
Morgan Stanley aconseja una postura defensiva hasta que se recalibren las previsiones de beneficios
Los inversores alcistas pueden estar ignorando el contexto histórico en el que se están produciendo los sólidos beneficios empresariales actuales. "Eso podría ser peligroso para sus carteras", advierte Lisa Shalett, directora de Inversiones de Gestión Patrimonial de Morgan Stanley.
Según esta experta, los inversores inteligentes deben enfocarse tanto en el corto como en el largo plazo. Sin embargo, reconoce que "es fácil volverse miope" debido al flujo constante de noticias y la acción diaria del mercado. Es decir, que muchas veces los árboles no dejan ver el bosque.
En su opinión, el peligro es prestar demasiada atención a los beneficios pasados al realizar sus estimaciones sobre los beneficios futuros, "mientras pierden de vista el contexto histórico".
Para Shalett, este error es muy común actualmente, ya que los inversores olvidan que la fortaleza de los beneficios empresariales ha venido precedida del "programa de estímulo más grande en la historia de Estados Unidos", que fue motivado por la pandemia de Covid-19. Y esta es una de las razones principales para que hayan podido mantener un nivel de márgenes empresariales "por encima de las tendencias a largo plazo".
En este sentido, señala que el margen operativo de las empresas que componen el S&P 500 es actualmente del 11,6%, muy cerca del máximo histórico del 13,1% alcanzado en 2021. Y añade que ambas cifras se sitúan "notablemente por encima de los niveles previos a la pandemia del 10,2% y el promedio móvil de 10 años del 9,4%".
Además, destaca que los ingresos nominales de 2022 de estas compañías "fueron un 8% superiores a la tendencia de 10 años"; y que "el consumo real, o ajustado a la inflación, del año pasado estuvo un 7% por encima de su tendencia a largo plazo".
Y añade que estas cifras han motivado al consenso a esperar un crecimiento de los beneficios empresariales del S&P 500 de casi un 4% para 2023, hasta 228 dólares por acción.
"Sin embargo, el Comité de Inversiones Globales de Morgan Stanley cree que tales proyecciones son demasiado optimistas y confían demasiado en la resiliencia corporativa, sin tener una perspectiva histórica", afirma Lisa Shalett.
En su opinión, lo más previsibles es que los márgenes empresariales y la demanda de los consumidores vuelva a los niveles promedio de largo plazo. Además, hay que tener en cuenta la "posible recesión económica este año", lo que "podría generar una corrección significativa en los resultados corporativos y los precios de los activos".
DOS RIESGOS EN PARTICULAR
Para la estratega de Morgan Stanley, los inversores están ignorando dos grandes riesgos. En primer lugar, señala que "el mercado laboral de Estados Unidos sigue ajustado", como indican los datos recientes de empleo, que se encuentra cerca de mínimos de los últimos 50 años.
"Si bien el crecimiento de los salarios pareció desacelerarse, los cambios estructurales en el mercado laboral podrían continuar sustentando las ganancias salariales, especialmente en las industrias de servicios que aún carecen de personal", advierte Shalett.
"Esta dinámica podría pesar en los márgenes de las empresas, al mismo tiempo que podría generar una razón adicional para el endurecimiento continuo de la Reserva Federal", añade.
El segundo gran riesgo es que el consenso no tiene en cuenta que los inventarios empresariales "se han hinchado" en los últimos trimestres y se encuentran un 28% por encima de la tendencia de los últimos 10 años.
"Esto sugiere que es probable que los nuevos pedidos se debiliten y que la demanda de los consumidores disminuya", explica Shalett. En su opinión, esta dinámica "debería dar que pensar a los inversores, ya que señala los peligros potenciales de anclar las previsiones a los resultados recientes sin incorporar el contexto histórico".
Por ello, considera que las estimaciones de ganancias corporativas actuales "no reflejan una reversión a las tendencias previas a la pandemia ni una desaceleración económica real y, como resultado, es probable que decepcionen".
En este contexto, su consejo es que los inversores debería rotar sus carteras hacia "renta fija, acciones de valor, pagadores de dividendos globales, acciones cíclicas tempranas, tecnología empresarial y acciones de mercados emergentes" hasta que el consenso recalibre sus expectativas de menores beneficios de cara a 2023 y 2024.