2025, el año de la incertidumbre: 5 temáticas clave para Wellington Management

La política arancelaria de Estados Unidos condicionará al resto del mundo

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Bolsamania | 19 dic, 2024

2025 será "el año de la incertidumbre", según indican John Butler y Eoin O’Callaghan, estrategas macroeconómicos de la Wellington Management.

En su, el entorno macro del próximo año "estará marcado por la incertidumbre, ligada a la magnitud e impacto de los aranceles estadounidenses, así como a la respuesta de Europa y China".

Por ello, creen que "la trayectoria macroeconómica no será lineal, por lo que los mercados seguirán fluctuando entre distintos escenarios debido a la gran variedad de resultados posibles, que dependerán de la velocidad, magnitud, alcance y probabilidad de los aranceles".

"Si bien son factores desconocidos por el momento, dentro de este contexto existen importantes acontecimientos y riesgos potenciales sobre los que tenemos mayor certeza", argumentan ambos expertos.

1. FIN DEL ESCENARIO DE 'ATERRIZAJE SUAVE'

Sus previsiones apuntan a que 2025 "será el año en que el mercado abandone el escenario esperado de aterrizaje suave". El consenso apunta a un endurecimiento de las condiciones económicas en 2025, alejándose del escenario de aterrizaje suave. Si bien los aranceles son un foco de atención, el contexto general es complejo: políticas monetarias expansivas coexisten con alta inflación, limitando las opciones de los bancos centrales.

Este conjunto de políticas más laxas no está diseñado para combatir una debilidad, sino que se aplica como medida preventiva antes de que se instauren los aranceles. Casi nunca hemos presenciado una política tan procíclica en esta fase del ciclo: tipos de interés más bajos, condiciones crediticias más favorables, un multiplicador monetario que mejora y una política fiscal más laxa, todo en un momento en que la tasa de desempleo global aún se encuentra cerca de su nivel más bajo de, como mínimo, los últimos 35 años, explican Butler y O’Callaghan.

2. TIPOS, POLÍTICA FISCAL E INFLACIÓN: SORPRESAS POSITIVAS

Para estos economistas, el mercado está ignorando tres lecciones importantes. En primer lugar, los tipos de interés no son especialmente restrictivos, a pesar de la insistencia de los bancos centrales en afirmar lo contrario.

Además, el desapalancamiento del sector privado ha impulsado tanto la recuperación como el descenso de la tasa de desempleo. De ahí que los hogares y las empresas sean menos sensibles a las subidas de tipos. Esta es una de las razones que explica por qué el ritmo de crecimiento global solo se ha ralentizado ligeramente por debajo del promedio de los últimos 20 años. "Por ello, es posible que el tipo de interés neutral en las principales economías desarrolladas se sitúe por encima de lo que la mayoría espera", señalan.

En tercer lugar, los estímulos fiscales tienden a aumentar cada vez que se celebran elecciones y se aprueban presupuestos estatales. Los gobiernos, al igual que los mercados, confían en que los bancos centrales les respaldarán. Por ello, los déficits fiscales se amplían en épocas de recesión para contrarrestar la caída de la actividad. El problema es que, en los periodos de bonanza, no se ha aprovechado el aumento del crecimiento nominal para reducir esos déficits. "Como los responsables políticos no están dispuestos a tolerar un incremento del desempleo, consideramos que los rendimientos de los bonos deberían ser estructuralmente más altos de lo que son", señalan.

En su opinión, la debilidad económica de China "ha camuflado la elevada inflación subyacente en la mayoría de las economías desarrolladas y, a su vez, ha permitido a los bancos centrales recortar los tipos de interés a pesar de la tensión en los mercados laborales".

"Sin embargo", añaden, "esta dinámica podría estar a punto de cambiar debido a la respuesta de China ante la debilidad de su economía nacional y a la negativa de Estados Unidos a permitir que China exporte su desinflación, lo que podría llevar a otros países a seguir su ejemplo. Por tanto, es probable que la inflación de los productos haya tocado suelo".

3. UN MAYOR CRECIMIENTO DEBERÍA BENEFICIAR A LOS ACTIVOS DE RIESGO

En tercer lugar, estos expertos consideran probable que los bancos centrales reduzcan los tipos de interés en menor medida de lo que espera el mercado, aunque el crecimiento nominal podría revisarse al alza. Así, en condiciones normales, unas perspectivas de mayor crecimiento nominal son una señal favorable para los activos de riesgo, que podrían mantener su rendimiento positivo.

Desde una perspectiva regional, los activos de riesgo en la zona euro y China parecen ser los más infravalorados dentro de este contexto, lo que sugiere un considerable potencial de revalorización, argumentan.

4. EL REGRESO DE LAS PRIMAS DE RIESGO

También afirman que "es probable que los activos de riesgo se revaloricen hasta que el mercado comprenda que las autoridades están dispuestas a impulsar el crecimiento a costa de mayores presiones inflacionarias, momento en el que exigirán primas de riesgo más altas en los activos".

En su opinión, "esta es la mayor amenaza para los mercados de renta variable: un incremento de los rendimientos de los bonos causado por un aumento de la prima de riesgo, y no por perspectivas reales de crecimiento económico".

"El riesgo de que el mercado imponga las medidas restrictivas que los bancos centrales no quieren o no pueden aplicar se vuelve aún más pronunciado si se materializa la amenaza de mayores aranceles y proteccionismo", argumentan.

5. DIFERENCIAS CRECIENTES ENTRE PAÍSES Y REGIONES

En 2025 y los próximos años, "se espera una mayor diferenciación entre países debido a políticas divergentes y una globalización más limitada, haciendo que el conocimiento de mercados locales sea clave para los inversores activos", aseguran.

Los aranceles impuestos por EEUU podrían frenar el crecimiento chino, pero su respuesta será determinante. Podría exportar su exceso de capacidad a otros mercados, reduciendo la inflación global, o implementar medidas fiscales, monetarias y de divisas para amortiguar el impacto y evitar una crisis financiera.

En la zona euro, Alemania, motor económico de la región, enfrenta dificultades debido a su modelo basado en exportaciones con energía barata. Los aranceles de EEUU podrían agravar esta situación, y la probable respuesta del Banco Central Europeo, con recortes agresivos, no sería sostenible a largo plazo. Las elecciones alemanas de febrero serán clave para definir una posible respuesta fiscal destinada a reactivar la economía y enfrentar la persistente inflación, concluyen John Butler y Eoin O’Callaghan.

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