Las estrellas del 'value', los Lopeteguis del mercado... y los inversores se salen
Este estilo de inversión lleva una racha muy negativa en todo el mundo
- Los inversores empiezan a saltar del barco por su mal comportamiento a corto plazo
Las malas rachas se acaban en algún momento, pero pueden durar más de lo que la gente es capaz resistir. El ejemplo más claro es el del deporte, donde una racha negativa siempre se lleva al entrenador por delante, como bien sabe Julen Lopetegui. Y eso que está lejos de la legendaria serie de 120 derrotas de los New York Mets (béisbol) en 1962. En el mercado, pasa lo mismo. Las rachas negativas también acaban con cualquier gestor, y es a lo que se arriesgan las estrellas del 'value'.
Como es sabido y ellos no se cansan de repetir, su estrategia siempre mira el largo plazo y las caídas a corto no les preocupan. A ellos puede que no, pero a sus inversores sí. Caídas cercanas al 10% como las de algunos de los más famosos fondos 'value' españoles en octubre ahuyentan a muchos inversores, incluso a algunos tan profesionales como Alicia Koplowitz.
"Lo peor de una racha de derrotas es que nunca sabes cuándo va a acabar", decía Joan Whitney Payson, propietaria de aquellos Mets. Y los inversores 'value' conocen muy bien esa sensación. Estos valores, caracterizados por un precio bajo en relación al valor de sus activos, se han comportado mal en general durante la última década. Si se toma un período más amplio, es cierto lo que uno piensa intutivamente (hay muchos estudios al respecto): que esta estrategia debe dar frutos. Pero puede que haya que esperar mucho para ello.
Las malas rachas también siembran dudas sobre si la estrategia ha dejado de funcionar. Ocurrió en la burbuja 'puntocom' que estalló en el año 2000, cuando se hablaba del fin de los ciclos por la revolución tecnológica. El 'value' acabó ganando entonces, pero ahora vuelven las dudas sobre si los activos intangibles, como las marcas y las ideas, hacen que el valor en libros (valor contable) ya no sea fiable. Lo que derrumbaría toda la estrategia, que se basa en comparar la cotización -marcada por el humor del mercado en cada momento- y dicho valor.
¿SE EQUIVOCA TODO EL MUNDO O ME EQUIVOCO YO?
Además, invertir con estilo 'value' (el que sigue Warren Buffett y en España los famosos Francisco García Paramés de Cobas, Álvaro Guzmán de azValor o Iván Martín de Magallanes) es mucho más sencillo que cuando lo inventó Benjamin Graham. Con la tecnología actual, es mucho más fácil comparar cuentas y valoraciones, así que este método se fundamenta casi exclusivamente en explotar los errores de los demás inversores, ver lo que los demás no ven.
Es cierto que el mercado otorga valoraciones exageradas a muchas tecnológicas extrapolando sus primeros resultados o sobre la base de una grandes expectativas de crecimiento. Y muchas de ellas no cumplen las expectativas. Es decir, claro que los inversores se equivocan. Pero eso no significa que una empresa que cotiza con una valoración muy baja no merezca esa valoración. A veces, las cosas están baratas por algo, no porque el resto del mundo se equivoca.
TIRAR LA TOALLA Y PERDER LA PACIENCIA
Algunos gestores han optado por tirar la toalla, como David Einhorn, gestor del 'hedge fund' de estilo 'value' Greenlight Capital: "Nuestros resultados han sido mucho peores de lo que podíamos haber imaginado, El mercado nos está diciendo que estamos equivocados, equivocados, equivocados sobre casi todo", escribe en la última carta a sus inversores.
Entre estos gestores hay un punto de "perdemos el resto del mundo es idiota". Algo parecido a algunos políticos que aseguran que la gente no les vota porque es tonta. Cuando se invierte como un acto de fe, siempre surge la duda. Y esa duda crece cuanto más larga y profunda es la mala racha. Mucha gente no tiene la paciencia necesaria para aguantarla. Como los presidentes de los equipos de fútbol.