¿Invertir en bonos o acciones? Esta es la apuesta de Goldman Sachs para 2023

"Están surgiendo nuevas alternativas mucho menos arriesgadas en la renta fija", aseguran

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Bolsamania | 06 dic, 2022

La alta inflación ha marcado gran parte del rumbo económico de 2022 y podría seguir haciéndolo en 2023. Por primera vez desde la crisis de 2008, los bancos centrales están llevando a terreno restrictivo los tipos de interés para combatir el alza de precios resultante de la crisis energética y la guerra en Ucrania. “Las acciones parecían entonces la única opción para inversores que buscaban rendimientos atractivos. Sin embargo, los bonos han remontado y están surgiendo nuevas alternativas mucho menos arriesgadas en la renta fija”, señalan desde Goldman Sachs.

Según destaca el informe 'Perspectivas de Asignación de Activos' de la firma neoyorquina, los bonos corporativos estadounidenses con grado de inversión rinden casi un 6%, tienen poco riesgo de refinanciación y están relativamente aislados de una recesión económica. “Los inversores también pueden obtener atractivos rendimientos reales (ajustados a la inflación) con los valores del Tesoro a 10 y 30 años protegidos contra la inflación (TIPS), cercanos al 1,5%”, aseguran desde Goldman Sachs. En el lado contrario de la balanza, destacan, el índice S&P 500 tiene una rentabilidad por dividendos “de solo un 1,7%” y un rendimiento de los beneficios ajustado al ciclo del 4%.

Para Goldman Sachs, la diferencia de rendimientos entre las acciones y los bonos se ha reducido “sustancialmente” desde la crisis de la Covid-19 y ahora es “relativamente baja”. “Lo mismo ocurre con el crédito de mayor riesgo, que rinde relativamente poco en comparación con los bonos del Tesoro sin riesgo”, explican. Para el banco estadounidense, los inversores no están recibiendo “mucha compensación” por el riesgo de poseer acciones o crédito de alto rendimiento en comparación con los bonos de menor riesgo. “Hay menos incentivos para subir la curva de riesgo porque no hay mucha prima de riesgo”, afirma Christian Mueller-Glissmann, jefe de investigación de asignación de activos dentro de la estrategia de carteras.

Este experto señala que es cierto que la renta variable ha tendido a ofrecer una mayor rentabilidad que los activos de renta fija en épocas inflacionistas, lo que podría justificar una menor prima de riesgo de la renta variable. Sin embargo, los economistas de Goldman Sachs esperan que la inflación disminuya en 2023, por lo que la volatilidad de los tipos debería moderarse. “Al haber bajado tanto la prima de riesgo, no compensa el riesgo adicional que puede tener la renta variable con la ralentización del crecimiento mundial, el crecimiento estadounidense por debajo de la tendencia y el elevado riesgo de recesión”, apunta Mueller-Glissmann.

“Y aunque los bonos han sido especialmente volátiles en los últimos tiempos, hay indicios de que estas oscilaciones están alcanzando su punto álgido”, añade. En este sentido, el aumento de los rendimientos también ha reducido el riesgo de que el precio de un bono caiga a medida que los tipos suben fija, al mismo tiempo que el crecimiento económico se vuelve más “sombrío”. Todo ello, apunta, sugiere que “los riesgos se acumulan” para el mercado de renta variable en 2023, mientras que los bonos podrían ser menos arriesgados.

En este sentido, Mueller-Gilssmann señala los activos de renta fija de mayor calidad, como la deuda de empresas con grado de inversión, los valores respaldados por activos y los valores respaldados por hipotecas, como inversiones muy atractivas de cara al próximo año.

PENDIENTES DE LA FED

Con todo, los expertos de Goldman Sachs avisan: el ‘timing’ lo es todo. En este sentido, subrayan que los rendimientos del Tesoro de EEUU a diez años siguen siendo bajos en comparación con los estándares históricos, “especialmente después de los recientes descensos”, y dado que la inflación está en niveles mucho más altos que los objetivos fijados por los principales bancos centrales, “los responsables políticos podrían sorprender a los mercados con nuevos cambios de postura”. Así, esperan que los rendimientos de los bonos del Tesoro a 2 y 10 años aumenten antes de que alcancen su máximo en la primera mitad de 2023.

Asimismo, la firma neoyorquina subraya que los mercados están valorando una Reserva Federal más moderada y esperan que el banco central “empiece a bajar su tipo de interés a finales de 2023”. Los economistas de Goldman Sachs, por el contrario, no esperan “ningún” recorte de tipos el próximo año. “Si la economía estadounidense resulta ser más resistente de lo previsto y la inflación más firme en 2023, las bolsas y los bonos del Tesoro podrían bajar de precio”, advierte Mueller-Gilssmann.

Por ello, destacan desde el banco estadounidense, los bonos “podrían seguir siendo más una fuente de riesgo que de seguridad”, ya que los tipos de interés oficiales podrían acabar subiendo y permaneciendo en niveles elevados más tiempo de lo que los inversores están preparados. “Si no luchan contra la inflación, existe el riesgo de que los rendimientos de los bonos a más largo plazo aumenten de todos modos debido a las crecientes expectativas de inflación a largo plazo”, explican.

“Vemos potencial para que los bonos estén menos correlacionados positivamente con la renta variable más adelante en 2023 y proporcionen más beneficios de diversificación. Pero hasta que los bancos centrales dejen de subir y la inflación se normalice más, es poco probable que sean un amortiguador fiable para los activos de riesgo”, concluye Mueller-Gilssmann.

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