La inflación volverá a marcar la asignación de activos en 2023: así invertir para beneficiarse

Los expertos aconsejan estar preparados y tener una buena estrategia

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Bolsamania | 25 nov, 2022

Actualizado : 10:40

La inflación ha sido, sin duda, el gran tema de este 2022. La subida imparable de los precios no solo ha afectado a los bolsillos de los consumidores, sino que también ha marcado el ritmo de los mercados, sobre todo ante la subida de tipos de interés de los bancos centrales, y ha condicionado la forma de invertir. Ahora los expertos avisan de que seguirá marcando la asignación de activos el año que viene, por lo que estar preparado y tener una buena estrategia podría beneficiar al inversor.

"Es probable que las presiones inflacionistas disminuyan a partir de 2023, pero ¿a qué ritmo y en qué nivel se estabilizarán finalmente? La gestión financiera responsable no puede seguir aplazando la reflexión sobre cuáles podrían ser los principios de la asignación estratégica de activos en un régimen de inflación más elevado que el experimentado", comentan los expertos de La Française.

Recuerdan que un nivel de inflación entre el 0% y el 3% se considera normal, mientras que por encima del 3% y hasta el 10% es un nivel alto de inflación. Y por encima del 10% se habla de un régimen de hiperinflación, lo que implica que la inflación se está descontrolando. Actualmente en EEUU y la zona euro los precios se sitúan en el 7,7% y en el 10,6% interanual respectivamente, lo que sin duda va a seguir condicionando la forma en la que se configuran las carteras.

Porque en tiempos de inflación normal, el principal factor que influye en los mercados es el crecimiento económico, de forma que la renta variable se convierte en un motor. En este caso, "la correlación entre la renta variable y la renta fija es bastante negativa". Sin embargo, en tiempos de alta inflación, como el actual, es el mercado de bonos el que se convierte en un motor, ya que "los tipos de interés responden principalmente a las expectativas inflacionistas". "La correlación entre la renta variable y la renta fija es, por tanto, bastante positiva" en este caso.

En resumen, dicen desde La Française, "lo que distingue la asignación de activos en épocas de alta inflación de la asignación en épocas de inflación normal no es solo el hecho de centrarse en el rendimiento real en lugar del nominal, sino también la construcción de una cartera que favorezca el equilibrio entre los valores y los bienes inmuebles en lugar de entre las acciones y los bonos".

Y es que, remarcan los expertos de la gestora, "el sector inmobiliario rara vez impulsa los mercados" y, cuando lo hace, es durante una gran crisis financiera dado que "se trata de un activo que es especialmente sensible a los tipos de interés reales".

¿DÓNDE INVERTIR A MEDIO/LARGO PLAZO?

Ahora mismo, con la transición climática ganando importancia y ante la disminución progresiva de las reservas de combustibles fósiles, se espera que vuelvan a subir los precios de la energía en los próximos años. "En términos de asignación de activos, esto debería traducirse en una mayor exposición que antes a las materias primas y a los sectores cuyos beneficios están positivamente correlacionados con estos activos", dicen desde La Française. Y esto es algo que "se aplica tanto a los activos de renta variable como a los de renta fija".

Por el contrario, apuntan los estrategas de la gestora, "los modelos de negocio que dependen de un suministro energético estable y de bajo coste pueden tener más dificultades" para encontrar adeptos entre los inversores.

"Nos dirigimos potencialmente a un periodo muy incierto en el que la inflación y la desinflación, el crecimiento y la recesión podrían sucederse. Estos periodos son propicios para crear una gran diferenciación entre los distintos segmentos de la economía", apunta la gestora. Así, cree que "las tendencias a largo plazo, como el crecimiento de las ciudades, la descarbonización y la innovación digital, darán lugar a la aparición de los grandes actores del mañana, como ha sucedido en los últimos 20 años con el desarrollo de Internet".

La Française cree que "estas tendencias deberían constituir la base de la asignación de activos a largo plazo hoy, e independientemente de los activos considerados".

Además, la gestora apunta que las enormes inversiones necesarias para hacer frente a los retos que se avecinan "requerirán también un apoyo muy fuerte de los Estados, que verán aumentar su necesidad de financiación". No obstante, "la deuda pública está estructuralmente infraponderada" porque "más allá de la evolución de la inflación, que debería tener un impacto negativo duradero en esta clase de activos, es probable que las medidas gubernamentales afecten al mercado de bonos", dicen estos expertos.

Tras eso, apuntan que "es probable que también haya muchas disparidades dentro de los bonos corporativos", dado que algunas empresas que "deben su existencia exclusivamente a unos tipos de financiación extremadamente bajos tendrán dificultades para sobrevivir". Por tanto, remarcan estos analistas, "es previsible que haya un aumento de las tasas de impago a medio plazo, de ahí nuestra preferencia por los bonos de buena calidad, con calificación BB o superior, teniendo en cuenta que estos activos son bastante sensibles al riesgo de tipos de interés".

Asimismo, en La Française creen que los bienes inmuebles "ofrecen una interesante protección en tiempos de inflación, ya que sus ingresos están indexados a la misma". Sin embargo, destaca la gestora, "la protección contra la inflación puede ser limitada si existe un límite en los índices de indexación". Y es que estos topes tienen por objeto "preservar el poder adquisitivo de los ocupantes inquilinos".

Generalmente se encuentran en los activos residenciales y en algunos activos comerciales, dicen los estrategas de la gestora, que creen que en tiempos de inflación "es esencial realizar un análisis cruzado por tipo de activo y por sector de actividad para identificar qué ofrece la mejor protección contra la inflación". En La Française se inclinan por las "oficinas arrendadas a sectores en crecimiento (lujo, energía, transporte, etc.), los activos sanitarios o los inmuebles residenciales gestionados con poco impacto de los ciclos económicos y las marcas comerciales en sectores en crecimiento".

Por último, destacan que el aumento de la inflación "puede provocar un incremento de las tasas de capitalización y de los tipos de financiación", por lo que para limitar los impactos negativos de este aumento "es aconsejable favorecer los activos escasos, es decir, los que se encuentran en mercados caracterizados por una baja desocupación".

La baja tasa de vacantes es el resultado de la escasez de suelo en las zonas urbanas y de las normativas que limitan la producción de nueva oferta para cumplir los objetivos de una fuerte reducción de los nuevos usos del suelo. "Preferimos las zonas urbanas densas en las que la edificación puede reconvertirse a otro uso si es necesario". Y también los productos vitivinícolas cuyo valor del suelo se basa en formar parte de un terruño limitado y cuyos precios se espera que se acompasen a la inflación "pueden presentar una solución interesante".

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