Las ocho claves de Columbia Threadneedle para invertir en la "nueva era" de la renta variable
Diversificación, calidad, crecimiento... serán algunos de los aspectos a tener en cuenta
El Covid-19 puso 'patas arriba' la economía mundial. Con las fábricas funcionando a medio gas y los cuellos de botella en las cadenas de suministro global, las empresas apostaron por subir los precios y recuperar las presiones de costes. Como consecuencia, la inflación se disparó hasta niveles no vistos en décadas y los bancos centrales respondieron con el mayor endurecimiento de la política monetaria desde Volker a principios de 1980. Pero la situación ha comenzado a cambiar y la economía afronta una "nueva era".
Así lo creen en Columbia Threadneedle, donde destacan que los inversores en renta variable tendrán que hacer frente a esta nueva situación poniendo el foco en ocho aspectos clave "para tener suerte" en esta etapa.
"A pesar del temor a una recesión, las perspectivas económicas para la próxima década deberían ser mejores que las de los últimos 13 años, posiblemente en términos reales, ya que la inflación será mayor. Para los inversores en acciones se trata de un cambio importante", indica Neil Robson, director de renta variable global de la gestora.
1. Inflación
Si bien la inflación del 10% registrada tras la pandemia probablemente ha sido algo transitorio, desde la gestora apuntan que hay razones para pensar que el Índice de Precios al Consumo (IPC) será más alto en el futuro que en los 13 años posteriores a la crisis financiera mundial.
"China se ha quedado sin trabajadores y las tensiones geopolíticas, sumadas a la experiencia pandémica de las largas cadenas de suministro, hacen que el mercado laboral sea menos atractivo", indican desde la firma.
Esto ha provocado que la deslocalización sea el nuevo camino a seguir por los países y que dé comienzo el proceso de sustitución de las tradicionales fuentes de energía por aquellas bajas en carbono.
"Si bien muchas de estas fuentes tienen un coste marginal cercano a cero, la inversión inicial es elevada y potencialmente inflacionaria", añade el experto.
2. Crecimiento económico
El agresivo endurecimiento monetario está siendo un lastre para los ciudadanos. No obstante, ante la falta de trabajadores, desde la gestora estiman que el crecimiento de los salarios debería seguir siendo saludable y que el consumo empezará a desarrollarse en esta misma línea o "posiblemente un poco mejor".
Ante este escenario, las perspectivas de inversión para la próxima década parecen sólidas y eso debería contribuir al crecimiento de PIB.
3. Gobierno
Para Columbia Threadneedle si hay un desequilibrio en alguna parte del sistema es en lo relacionado con el aspecto gubernamental.
"La crisis financiera mundial y la pandemia han traído un aumento masivo de la deuda pública, mientras que el sector privado y los hogares se han desapalancado enormemente", explica Robson.
Desde 2008 hasta ahora, Estados Unidos ha pasado del 45% al 110% de deuda/PIB; Reino Unido tampoco se queda atrás y gasta más en intereses que en educación; y la deuda italiana representa el 140% del PIB.
"Como tal, es probable que el aumento de los tipos de interés conduzca a una crisis en los bonos gubernamentales, ya que los mercados consideran que el camino es insostenible", afirma el estratega.
4. Acciones frente a bonos
"Las acciones deberían negociarse más ricamente que los bonos que en el periodo posterior a la crisis financiera mundial", comenta Robson.
Un mayor crecimiento del PIB nominal implica un incremento de las ventas para las empresas y, con suerte, de los flujos de caja y la rentabilidad.
"Después de 13 años de crecimiento sin ganancias, la próxima década ofrece mejores perspectivas. La empresa promedio aumentará sus ganancias, aunque habrá vientos en contra desde el punto de vista de los costes: los trabajadores pueden reclamar una porción mayor del pastel en forma de crecimiento salarial, los costes de los intereses aumentarán y los gobiernos pueden llegar a exigir más impuestos", añade el analista.
Todo esto combinado con los riesgos de crisis en los bonos gubernamentales hace que las acciones sean cada vez más atractivas.
5. Diversificación
Tras la crisis financiera mundial, la tendencia dominante en las carteras de inversión fue la concentración. En cambio, en la próxima década la diversificación tendrá un mayor respaldo.
"En los 13 años posteriores a la crisis financiera global no hubo crecimiento de las ganancias en conjunto, por lo que las carteras se concentraron donde se podía encontrar crecimiento", rememora Robson.
En el futuro, el crecimiento de las ganancias del mercado será mayor y se distribuirá de una manera más uniforme.
A este respecto, en Columbia Threadneedle hacen referencia a que, para las compañías de seguros de vida, el rendimiento de sus carteras aumentará cada año, pero "¿podría ser competitivo ahora el crecimiento de sus ganancias? ¿Es seguro ignorar completamente el sector?", se preguntan.
Asimismo, las compañías petroleras han estado invirtiendo poco durante un largo periodo de tiempo, lo que aumenta las perspectivas de un mercado petrolero ajustado. Seguirá siendo un sector cíclico, lo que en la firma les lleva a cuestionar si "es seguro ignorar completamente el sector y si hay otros rincones del mercado olvidados hace mucho tiempo que merecen un replanteamiento".
"Dudo que una cartera global de 20 acciones sea una idea sensata en la nueva era", subraya Robson.
6. Calidad
La filosofía de Columbia Threadneedle es el crecimiento de calidad. Un negocio de calidad tiene ventajas competitivas que se traducen en altos márgenes de beneficio, fuertes flujos de caja y previsibilidad.
"Es muy difícil recuperarse de una pérdida significativa en una cartera y apegarse a la calidad reduce ese riesgo; también ayuda a proteger contra noches de insomnio, canas/calvicie prematura, presión arterial alta o cualquiera de las otras aflicciones del administrador de valor sin calidad", dicen en la gestora.
Un aspecto que será fundamental en la próxima década es la calidad del balance.
7. Crecimiento frente a valor
Antes de la crisis financiera mundial no había debate sobre este aspecto. En cambio, la correlación podría ser mayor en la nueva era, donde el crecimiento de ciertos nombres tecnológicos de gran capitalización se desacelerará, al igual que mejorará el denominador de la empresa promedio.
Como tal, la brecha en el crecimiento de las ganancias será sustancialmente menor en el futuro.
"Dicho esto, las empresas de calidad que pueden crecer son muy difíciles de superar con el tiempo. Los inversores sólo necesitan ser conscientes de no pagar una prima demasiado alta por estas empresas porque el aumento de la valoración ya no los rescatará", aconseja el experto.
8. Tecnología
El sector tecnológico ha estado en el centro de las carteras de acciones globales de la gestora durante mucho y es probable que lo siga estando durante los próximos años, aunque puede ser que los nombres cambien a medida que surjan nuevas tendencias de productos que reemplacen a los smartphones o la publicidad online.
"Hay muchas tendencias seculares, la mayoría de las cuales no generan el debate emotivo que sí genera la tecnología", dicen en la firma.
Columbia Threadneedle apuesta por temas generales como la descarbonización del mundo, pero donde prevén que pueden encontrar empresas con ventajas son en semiconductores, electrificación, videojuegos, bancos privados en India, atención médica y redes sociales.
"Es probable que las carteras de acciones exitosas estén más diversificadas que en la era posterior a la crisis financiera mundial, pero los compuestos de calidad seguirán formando el núcleo de la cartera. Si bien el debate entre crecimiento y valor puede perder intensidad, al reducirse los diferenciales de crecimiento, seguirá existiendo una debilidad por la tecnología, dadas sus características únicas como negocios", concluye Robson.