• El economista explica que esta tendencia se da ante la reducción de costes laborales
  • Cree que el número de altos cargos acabará reduciéndose porque dejarán de ser necesarios
Santiago Niño Becerra, nino becerra, becerra, economista

Santiago Niño Becerra lo tiene claro: el aumento de la brecha salarial entre trabajadores y directivos se debe a que la oferta de trabajo “es muy, muy superior a la demanda de trabajo” (empleados-empleadores), lo que ha provocado que la economía se encuentre “en la búsqueda continuada de costes decrecientes” en el terreno laboral. El economista cree que lejos de desaparecer, este tendencia “irá a más”.

Así lo afirma en un artículo publicado en La Carta de la Bolsa y titulado 'Sueldos y salarios'. Tal y como señala, “la crisis ha puesto encima de la mesa la existencia de una capacidad productiva excedentaria que nunca volverá a ser utilizada”, pero también ha provocado que muchos trabajadores se vean desplazados “hacia el subempleo crónico” o hacia “subsectores generadores de muy reducido valor añadido, normalmente encuadrados en el sector servicios que, habitualmente, subemplean y, consecuentemente, subremuneran”.

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El número de altos directivos caerá porque “dejarán de ser necesarios” como “los 'Mandos Intermedios’”

Asimismo, la necesidad de las empresas de ganar competitividad, a costa de introducir lo que llaman “mejoras organizativas” y de contratar a personal “en muchas ocasiones sin la cualificación adecuada a fin de reducir el monto de nóminas”, hace que los costes laborales “sean lo más bajos posibles”.

El economista se queja también de que en España se está subempleando y subremunerando “a personas con cualificaciones superiores”, y de todo esto, dice, se encargan precisamente “los muy altos y los altos directivos”, haciendo esta diferenciación ya que “entre los de arriba de esa categoría y los de abajo” hay “diferencias abismales”.

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Explica Niño Becerra que “los muy altos directivos diseñan las estrategias, bien de forma directa, bien por encargo de los cuarteles generales si se trata de grandes corporaciones”, con el fin de ganar más o lograr una mayor penetración en el mercado. Pero son los altos directivos los que deciden qué diseños se van a introducir, a cuántos trabajadores es preciso despedir para ello, qué deslocalizaciones es conveniente realizar, y qué líneas de productos deben ser cerradas.

Estrategias, todas ellas, que “serán elevadas a los muy altos directivos que decidirán, en su caso leerán el comunicado de prensa, y enviarán el ‘Hágase’ para que los altos directivos puedan actuar”.

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En medio de esta dinámica, dice el economista, “es lógico que los muy altos directivos y los altos directivos vean aumentar sus remuneraciones a la vez que su función se hace más elitista, y que los trabajadores de calle vean mermado su empleo y reducidas sus remuneraciones”. Queda claro así que “los primeros son necesarios, en ocasiones imprescindibles para ganar más y/o penetrar en nuevos mercados; los segundos son sustituibles y, en su caso, prescindibles”.

Un problema que Niño Becerra no cree que vaya a cambiar. “Esta tendencia no va a menos, al revés, va a más”, dice en el mencionado texto, aunque no obstante predice que “el número y remuneración de los altos directivos caerá” porque “también ellos empezarán a dejar de ser necesarios” igual que ocurrió con “los 'Mandos Intermedios’”.

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