- El FMI también lanza un claro aviso sobre la debilidad de los bancos
- El organismo previene igualmente del impacto de los bajos tipos en las aseguradoras y las pensiones
Los distintos informes que el Fondo Monetario Internacional (FMI) ha publicado esta semana para analizar la economía mundial no los ha escrito Stephen King. Pero dan miedo. Mencionan riesgos y encuentran peligros por todos los confines del universo financiero mundial. Cuentan con un protagonista principal, la deuda; con un sospechoso habitual que la fomenta, los bajos tipos de interés; y con un peligro potencial: que la economía mundial detone de nuevo.
En dos de ellos, los dedicados a la estabilidad financiera global y al monitor fiscal, el organismo dirigido por Christine Lagarde dibuja un escenario 'curioso'. En un mundo de bajo crecimiento y baja inflación, la normalización de las condiciones monetarias se sigue retrasando. Y como los tipos de interés continúan en mínimos históricos, se sigue fabricando deuda. Más que nunca.
Combinando todo ello con la incertidumbre política que arrastran muchos países y el surgimiento de movimientos populistas entre el descontento social, el FMI llega a una conclusión: este escenario "expone aún más a las economías y los mercados a sufrir shocks, e incrementa el riesgo de conducir hacia un estancamiento económico y financiero".
Tras este planteamiento general, se mete en los datos. Y algunos de ellos, por su dimensión, impresionan.
1. Un mundo cebado de deuda. Redondeando, la economía española produce cada año una riqueza de 1 billón de euros. Pues bien, multiplique esa cifra por 135 veces, y obtendrá toda la deuda que acumula el mundo ahora en todas sus versiones, pública y privada, de países desarrollados y emergentes. En sus informes de octubre, el FMI ha calculado que el mundo nada sobre 152 billones de dólares de deuda, "el mayor volumen de todos los tiempos". Por cada euro de riqueza que se genera, el mundo soporta más de 2 euros de deuda, una proporción que representa un lastre para el crecimiento futuro y, sobre todo, un peligro potencial. Semejante montaña de deuda se ha asentado sobre los tipos más bajos de siempre, con lo que la futura subida de los costes de financiación, cuando aumenten los tipos, constituirá un desafío de incalculables consecuencias.
2. Crecimiento mediocre. Es una de las tesis que Lagarde -entre otros expertos- viene esgrimiendo en los últimos años. El mundo resultante de la crisis se verá atrapado en un crecimiento "mediocre". Y los datos lo siguen confirmando. Para este año, el FMI prevé que la economía mundial se expandirá un 3,1%, por debajo del 3,2% de 2015, del 3,4% de 2014, del 3,3% de 2013, del 3,5% de 2012, del 4,2% de 2011 y del 5,4% de 2010. Vamos, que será el dato más bajo desde la contracción del 0,1% sufrida en 2009. Y, sobre todo, permanecerá por debajo del ritmo medio del 4,2% al que la economía mundial creció entre 1998 y 2007.
El mundo camina en el alambre de una deuda sin precedentes, unos bancos poco rentables, un crecimiento insuficiente, un proteccionismo creciente y una incertidumbre política peligrosa
3. Comercio menguante. La mediocridad del crecimiento, mezclada con las tentaciones proteccionistas y el auge de los populismos, está arrojando otra consecuencia que, en caso de asentarse o progresar, representará un desafío mayúsculo para la economía mundial y su gestión por parte de las autoridades internacionales. Consiste en el descenso de la actividad comercial. El FMI pronostica que el comercio mundial sólo aumentará este año un 2,3%, el dato más bajo desde 2009 -entonces cayó un 10,5%- y prácticamente un tercio de la tasa de crecimiento registrada entre 1998 y 2007, periodo en el que el comercio mundial creció de media un 6,8%.
4. Banca: una debilidad estructural. El FMI es claro: el problema de la baja rentabilidad y de la capacidad de negocio de los bancos no es coyuntural ni se deriva de la prolongación de los efectos de la crisis. “La recuperación cíclica no resolverá el problema de la baja rentabilidad”, advierte. “Más del 25% de los bancos de las economías avanzadas, que suman unos 11,7 billones de dólares en activos –unos 10,4 billones de euros- seguirá débil y afrontará desafíos estructurales relevantes”. Y concreta el aviso: “Unas reformas más profundas y una gestión sistémica son necesarias, especialmente para los bancos europeos”.
5. Caídas bursátiles de los bancos. El BCE lo venía advirtiendo. Y el FMI lo ha confirmado: las caídas bursátiles de los bancos pueden acabar afectando a la economía porque restringirán el crédito en el futuro. “Un descenso del 20% en los precios de las acciones de los bancos derivan en un largo periodo de decrecimiento del crédito”, avisa el organismo comandado por Lagarde. Actualmente, las caídas medias entre los principales bancos europeos oscilan entre el 20% y el 30% y el propio FMI calcula que la capitalización bursátil de los bancos de las economías avanzadas ha adelgazado en 430.000 millones de dólares –alrededor de 384.000 millones de euros-. Afinando más su diagnóstico, calcula que el mayor impacto se sufre con un retardo de 18 meses y que luego remite, aunque “una caída del 20% desemboca en que el nivel de crédito es un 4% más bajo en los tres años siguientes a ese descenso”.
6. Solvencia de las aseguradoras y los fondos de pensiones. Es una vieja advertencia del FMI: la prolongada era de los bajos tipos de interés amenaza la solvencia de dos de los principales jugadores de las finanzas mundiales. Y esta vez tampoco ha dejado pasar la ocasión de advertirlo: "La solvencia de muchas aseguradoras de vida y fondos de pensiones está amenazada por el largo periodo de bajos tipos de interés". Como muestra, expone la brecha entre los compromisos de pagos futuros y el valor de mercado actual de los activos en las carteras de los fondos de pensiones. Calcula que ese desfase alcanza los 520.000 millones de dólares -unos 464.000 millones de euros- en EEUU y los 530.000 millones de dólares -unos 473.000 millones de euros- en Reino Unido, una realidad que está obligando a los gestores -como también está ocurriendo en el sector asegurador- a adoptar posiciones más arriesgadas en sus carteras.
7. Deuda de compañías emergentes. El FMI también detecta un problema potencial en la deuda corporativa de los países emergentes. “El desafío para muchas economías emergentes reside en conseguir un suave desapalancamiento en los débiles balances de las compañías”, expone. Y precisa: “Aproximadamente el 11% de la deuda corporativa (algo más de 400.000 millones de dólares –unos 357.000 millones de euros-) corresponde a firmas con débil capacidad de repago”.