Goldman Sachs ha recortado sus previsiones a largo plazo para el precio del petróleo y ha recomendado a los inversores vender las acciones en las dos grandes compañías de este sector. Según la entidad, la mejora de la producción en Estados Unidos y la alta producción de los países de la OPEP superará la demanda futura.
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En una nota recogida por Reuters, Goldman Sachs aumenta sus previsiones para el barril de Brent, de referencia en Europa, de 52 a 58 dólares por barril este año. Para el petróleo de Estados Unidos (West Texas), se sitúa en 52 dólares por barril frente a los 48 anteriores. Sin embargo, señala que el Brent caerá de 60-65 dólares en el periodo 2016-2019 a 55 en 2020.
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"Creemos que la demanda global de petróleo estará cubierta por el esquisto de Estados Unidos y la OPEP"
“Creemos que la demanda global de petróleo estará cubierta por el esquisto de Estados Unidos, que continúa beneficiándose de mejoras de eficiencia y productividad, y la OPEP”, añade la nota. Asimismo, advierte de que los precios bajos incrementarán la presión sobre las empresas del sector, forzándolas a realizar cambios en sus políticas de dividendo. “Como resultado, rebajamos la perspectiva sobre el sector a ‘cautelosa’ desde ‘neutral’”, añaden los analistas de la entidad.
Así, Goldman Sachs ha reducido la recomendación sobre la británica BP y la noruega Statoil a ‘vender’ desde ‘neutral’. Entre los motivos para esta modificación cita los riesgos a largo plazo para el dividendo de BP y las presiones sobre el flujo de caja de Statoil.
La semana pasada, el banco de inversión describió la reciente subida de los precios del crudo como “prematura”, añadiendo que la debilidad de los precios es necesaria para llegar a un reequilibrio del mercado. Los precios del petróleo se han recuperado este año tras las fuertes caídas de la segunda mitad de 2014.
LOS SECRETOS DE GOLDMAN, EN PELIGRO
Los secretos de Goldman Sachs podrían quedar al descubierto después de que el supervisor de la Reserva Federal de Nueva York que se encargaba de vigilar a esta entidad se haya incorporado a otra compañía.
Tras conocer la semana pasada que el supervisor Lance Auer se ha unido a los servicios financieros de PricewaterhouseCoopers, Goldman Sachs ha preguntado a la compañía si tiene algún tipo de restricción a la hora de trabajar para otros bancos, informa Bloomberg. Según la entidad de inversión, Auer había recogido ideas sobre operaciones y estrategias de gestión de riesgos que podrían ser útiles para los competidores.
La preocupación de Goldman Sachs da un nuevo giro al debate sobre los beneficios para Wall Street de la contratación de personal relacionado con la administración pública. Sin embargo, las cuestiones planteadas por el banco destacan una creciente preocupación sobre si los supervisores de la Fed podrían compartir información sensible.
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