- La construcción ha pasado de pesar un 13,2% en 2007 a un 5,9% en 2016, menos que en las grandes economías de la UE
- Otros sectores con más peso en la economía española que en el resto son agricultura y pesca, comercio y actividades de los hogares
El cambio del mercado laboral durante la crisis ha sido radical. Aunque los salarios se quedan por detrás del crecimiento de la economía, la destrucción de cuatro millones puestos de trabajo y la recuperación posterior del empleo dejan una estructura muy diferente en la comparativa entre los años 2007 y 2016.
El cambio más fuerte se produce en la construcción. El sector incrementó su peso en el mercado de trabajo desde el 9,5% del total de empleos en 1993 hasta el 13,2% en 2007, fruto de la burbuja inmobiliaria, según las estadísticas recopiladas por el Banco de España (BdE). Pero durante la crisis, se perdieron el 60% de estos puestos de trabajo, que sólo se han recuperado en parte, ya que en 2016 representan el 5,9% del total. Es decir, su peso actual es menos de la mitad que antes del estallido de la burbuja.
La evolución de la actividad constructora contrasta con el grupo de grandes economías de la Unión Europea -al menos, hasta que se materialice el Brexit-, con los que el BdE realiza la comparativa. Es decir, con Alemania, Francia, Italia y Reino Unido. En conjunto, en estas economías el peso de la construcción fue de 5,7 puntos porcentuales menos en 2007, mientras que ahora es de 0,8 más.
La construcción fue el sector que más evidenció la tendencia de destrucción de puestos de trabajo entre 2008 y 2013, un periodo en el que se perdieron cuatro millones de empleos que representaban el 20% del total. El impacto de la recesión también fue intenso en la industria, donde los puestos de trabajo se redujeron en un 30%, mientras que en la agricultura y servicios fue del 15%.
La recuperación iniciada en la segunda mitad de 2013 ha llevado a la economía a generar el mismo Producto Interior Bruto (PIB) que antes de la crisis, pero con un 10% menos de empleo. Aunque mientras construcción y manufacturas (3 puntos porcentuales menos) han perdido peso en la estructura del mercado laboral, las ramas de hostelería, transporte, almacenamiento y comunicación, educación, y sanidad y servicios sociales, han pasado de representar un 24,5% al 32%.
Esta fotografía tiene aún importantes diferencias con las otras grandes economías europeas. Especialmente en hostelería y en sanidad y servicios sociales. En el primer caso, el sector de hoteles y restaurantes acapara el 8,8% del empleo, casi el doble que el 4,7% en la suma de los mercados de trabajo de Alemania, Francia, Italia y Reino Unido -el BdE los nombra como ‘G4’-. Este dato muestra la dependencia de la recuperación del turismo, tras un verano de récords y, por primera vez, de muestras sonadas de ‘turismofobia’.
Por el contrario, el porcentaje de puestos de trabajo en sanidad y servicios sociales se queda por debajo. Pese a que ha incrementado su peso desde el 6,1% hasta el 8,2%, aún es un tercio menos que el 12,4% del ‘G4’. El peso es inferior también en manufacturas (2,7 puntos porcentuales menos); electricidad, gas y suministro de agua (0,3 puntos menos); construcción (0,8 puntos menos); transporte, almacenamiento y comunicaciones (0,2 puntos menos); intermediación financiera (0,9 puntos menos); actividades inmobiliarias, profesionales y administrativas (0,8 puntos menos); administración pública, defensa y Seguridad Social obligatoria (0,1 puntos menos); educación (0,9 puntos menos); otros organismos extraterritoriales (0,1 puntos menos).
Asimismo, el peso es mayor en agricultura y pesca (2,2 puntos más); comercio (2,5 puntos más); y en servicio doméstico (2,3 puntos más). Esta comparativa muestra una de las razones del estancamiento de la remuneración conjunta de los asalariados. De hecho, Funcas publicó ayer un informe que señala que los contratos firmados en 2015 tuvieron salarios asociados un 12% inferiores a los de 2008 en términos reales -descontando inflación-. El mercado laboral español tiene un mayor sesgo hacia segmentos que no requieren tanta cualificación como los que pesan menos que en las economías del ‘G4’.
De hecho, el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, señaló el viernes que el problema del desempleo juvenil se debe en gran parte a “la escasa formación profesional”, algo que se ve especialmente en España, donde los números de universitarios y alta cualificación se mueven con parámetros similares al resto del Viejo Continente pero no ocurre lo mismo con la formación intermedia.
No obstante, el propio BCE alude a otros motivos para explicar el estancamiento de los salarios en el conjunto de la Eurozona. Principalmente, señala a la existencia aún de altos niveles de desempleo, las reformas laborales aprobadas y el raquítico crecimiento de la productividad.