- La reforma alarga la sostenibilidad del sistema, pero a costa de la pérdida de poder adquisitivo
- Los expertos piden introducir mecanismos de sistemas de pensiones como el sueco
El escenario económico de España y los cambios demográficos han puesto sobre la mesa los problemas del sistema de pensiones, centrados en sus sostenibilidad. La hucha de las pensiones merma y los expertos apuestan por introducir medidas que funcionan en sistemas como el de Suecia para asegurar que todos los jubilados tengan derecho a pensión en el futuro.
Cada poco hay un titular con el que saltan las alarmas en torno al futuro de las pensiones. No es para menos. Así, a 31 de diciembre de 2014 el Fondo de Reserva, conocido como la 'hucha de las pensiones', tenía 41.634 millones de euros (un 22,53% que el año anterior), con un valor de mercado de 47.721 millones (un 15,4% menos), tras recibir 279 millones de los excedentes de gestión de las mutuas y pese a no haber recibido dotaciones presupuestarias. A estos ingresos habría que sumar los rendimientos netos, que el año pasado ascendieron a 2.911 millones.
La reforma ha sido un paso adelante importante, pero faltan más cosas. Se ha perdido una gran oportunidad para asegurar sostenibilidad y adecuación
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Estos datos corresponden a un estudio de la consultora Towers Watson, a partir de estadísticas de la Seguridad Social, del Banco de España y del INE. El informe también hacía referencia a la evolución de variables clave como los salarios, el desempleo o la edad de jubilación. En este sentido, ante un escenario más pesimista, la hucha podría agotarse en 2020. La previsión más neutral situaba el agotamiento de la reserva en 2024, y la más optimista en 2028.
El problema es la tendencia, avisa Jordi Fabregat, profesor de ESADE. “Ahora tenemos ocho millones de jubilados y en 20 años tendremos 15 o 16 millones. España pierde población y las proyecciones apuntan a que nos quedaremos en 47 o 48 millones durante mucho tiempo. Tenemos que volver a tener inmigración neta, porque si no, no habrá trabajadores suficientes”.
En la presente legislatura, se han introducido dos cambios importantes en el régimen de pensiones. Por un lado, se retrasa la edad de jubilación hasta los 67 años de forma paulatina. Un mes cada año desde 2012 y hasta 2027. Además, se establece el factor de sostenibilidad como una ecuación para la actualización de las pensiones, que hasta ahora se había guiado por la inflación.
“La reforma ha sido un paso adelante importante, pero faltan más cosas. Se ha perdido una gran oportunidad para asegurar sostenibilidad y adecuación”, expone Diego Valero, profesor de la Universidad de la Universidad de Barcelona y presidente de Novaster, consultora sobre pensiones que trabaja en España y en Latinoamérica.
“El sistema está en una situación para poder decir que la gente tendrá pensión pero que hay que hacer cosas. No es un escenario dramático pero se necesitan medidas”, expone José Ignacio Conde-Ruiz, profesor de Economía en la Universidad Complutense y autor del libro ‘¿Qué será de mi pensión?’.
“El problema demográfico es una bendición. Aumenta la esperanza de vida y se reduce la tasa de mortalidad. Hace años sólo el 35% de las personas llegaba a los 65 años, actualmente es el 89%. Se ha cruzado la línea roja de los 65 años y es un avance. Y el factor de sostenibilidad ajusta las pensiones, pero van a estar casi congeladas, con lo que el sistema es ineficiente, se pierde poder adquisitivo para los mayores”, arguye Conde-Ruiz, que estuvo en el grupo de expertos que asesoró al Gobierno. “Los jubilados son el grupo de votantes más importante. Cuando vuelva la inflación habrá demanda de que ésta no haya sido la reforma definitiva”, añade.
En la misma línea se pronuncia Almudena Semur, coordinadora del servicio de estudios del Instituto de Estudios Económicos (IEE). “El debate actual es que, dada la evolución demográfica proyectada, es más que probable que el sistema se encuentre en una situación de semi-congelación perpetua, con lo que la capacidad adquisitiva de los jubilados futuros se irá erosionando”.
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MEDIDAS: APUNTAR A SUECIA
Los expertos consultados por Bolsamanía lo tienen claro. Hay que mirar hacia Suecia. “Hay que buscar un sistema en el que tienen que contar todas las cotizaciones de la vida labora por igual, que sea flexible para que cada cuál se jubile cuando quiera y su pensión sea acorde, y que se adapte a los cambios demográficos y económicos”, arguye Conde-Ruiz. “Suecia tiene un sistema así. Portugal e Italia se acercan y Alemania en parte”, añade.
Desde Novaster, Diego Valero apuesta por dos cambios importantes en el sistema de pensiones español. También pide que se tengan en cuenta todas las cotizaciones de la vida laboral y la cuantía de la pensión se ajuste a ellas. Además, reclama ciertos ajustes como en las pensiones de viudedad: “Cuestan 16.000 millones de euros al año y muchas no son necesarias. En Alemania por ejemplo lo han resuelto con que cuando muere un cónyuge, el otro tiene dos años de pensión de viudedad para adaptarse a su nueva situación. Y si no es suficiente su pensión, entonces se extiende”.
Suecia tiene un sistema de contribución definida nacional, como si fuera de capitalización pero sin serlo
Con estas propuestas, el experto también mira a Sucia: “Es un sistema de contribución definida nacional, como si fuera de capitalización pero sin serlo”, expone Valero. “El sistema de capitalización tiene la ventaja de rentabilizar el ahorro, pero con el de reparto no tenemos el coste de tener que incurrir en déficit al cambiar de sistema”, añade.
No obstante, “al ligar las pensiones a todas las cotizaciones estamos introduciendo el mecanismo del sistema de capitalización sin aprovechar el rendimiento del ahorro”, avisa Sandalio Gómez, profesor del IESE. “Cualquier cambio hacia capitalización tendría un coste político inasumible, pero es dar libertad a la persona sobre su ahorro”, agrega.
POTENCIAR EL AHORRO COMPLEMENTARIO
Los planes de pensiones no están tan extendidos en España como en otros países de su entorno. La tasa de cobertura (cuantía de la pensión respecto al último salario percibido) está en España en torno al 80%, según datos de la OCDE, aunque se prevé que se reduzca hasta el 73% con la última reforma. Aun así, está entre las tasas más altas. Sin embargo, el factor de sostenibilidad impedirá que aumenten en gran medida las pensiones, con lo que paulatinamente los jubilados perderán poder adquisitivo. “Falta cultura de ahorro en España, donde los planes de pensiones equivalen al 10% del PIB, lejos de otros países”, señala Jordi Fabregat.
“Si analizamos el ratio resultante de miembros activos de los sistemas de previsión expresados en porcentaje de fuerza laboral, nos encontramos que la mayor extensión se encuentra en Holanda con un 79% de fuerza ocupada ahorrando. En España este porcentaje es del 8%”, arguye Almudena Semur, del IEE.
La dinámica de los planes de pensiones en España no ha sido muy buena, con comisiones altas y gestión que no ha sido maravillosa
Ante esta circunstancia, los expertos piden que se fomente el ahorro voluntario. La crisis y la menos renta disponible de las familias ha impedido que así sea, sin embargo antes del estallido de la burbuja inmobiliaria tampoco tenían tanto recorrido como en otros países. Sólo el 28% de los españoles ahorra para su jubilación, según datos de la aseguradora Aegon, que también establece un índice de 'preparación para la jubilación' según responsabilidad, conocimiento, comprensión, planificación, ahorro y expectativa, elaborado a través de encuestas. España obtiene una puntuación del 5,1, lejos del 6,5 en Estados Unidos, del 6,1 de Alemania o del 6,0 de Reino Unido y Canadá.
“La cobertura pública aún es alta, lo que produce un efecto de crowding out (expulsión de lo privado) respecto al ahorro privado”, opina Diego Valero. Además, “entre empresas y trabajadores nunca se lo han tomado en serio, siempre han preferido negociar salario actual que ahorro para el futuro”. Por último, arguye, “la dinámica de los planes de pensiones en España no ha sido muy buena, con comisiones altas y gestión que no ha sido maravillosa”.
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