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Son muchos los momentos en los que la alta volatilidad del día a día no nos deja ver el bosque, lo que por otro lado siempre nos mostrará un gráfico en velas semanales. Partiendo de la base de que en ocasiones no es fácil determinar un nivel de soporte relevante, sobre todo, cuando un subyacente sube o baja con muchísima fuerza, y de que es totalmente imposible salirse en los máximos de cualquier curva de precios (quien diga lo contrario miente y si lo hace es fruto del azar), de lo que se trata es de intentar optimizar la tendencia de ese momento lo máximo posible.
Así, de esta manera, desde luego que no venderemos en los máximos del movimiento pero seguro que no lo haremos ni a comienzos ni a mitad de camino del movimiento rally alcista.
Y vamos a poner un ejemplo con las fuertes tendencias alcistas que estamos viendo en las últimas semanas en Banco Popular y en los últimos meses en Gamesa. En el primero de los casos se podría observar cómo el precio de los títulos presenta seis semanas consecutivas dibujando mínimos y máximos crecientes (definición de tendencia alcista) mientras que, si nos fijamos, en los títulos de Gamesa lo que tenemos son 19 semanas consecutivas dibujando mínimos relativos crecientes. Luego en ambos casos lo que es evidente es que, aunque sólo sea en el corto o medio plazo la tendencia es alcista.
¿Cómo deberíamos proceder entonces para optimizar lo máximo posible las ganancias? Muy sencillo: colocando un stop loss dinámico. En los casos que nos ocupan se podría decir que en la medida en que no tengamos un precio de cierre (en velas semanales) por debajo del mínimo de la vela semanal previa, no tendremos la menor señal de debilidad en sus respectivas estructuras de precios. Si finalmente llega el día en que tenemos un precio de cierre semanal que a su vez termina por debajo del mínimo de la vela semanal anterior, lo que deberíamos hacer, al menos, es cerrar la mitad de la posición alcista recogiendo así parte de las plusvalías.
En cualquier caso, sepan que esta forma de actuar no es más que una opinión personal y, además, recuerden que los analistas no tenemos la bola de cristal.
José María Rodríguez